Columnas de humo, detonaciones e incluso disparos con munición real, según denuncian medios turcos, forman ya parte del paisaje en la frontera grego-turca, donde al menos una persona habría muerto, según informan las autoridades de Ankara.

Un cruce de acusaciones entre Turquía y Grecia que llega después de que un grupo de migrantes intentara cruzar de nuevo la frontera por el punto fronterizo de Parsaculé. Turquía asegura que ha sido la policía griega la que ha repelido con gases lacrimógenos a los migrantes, mientras que Grecia acusa a Turquía y aporta varios vídeos publicados por distintos medios como prueba.

Un hostigamiento sobre los migrantes del que son víctimas también las ONG que los ayudan. "Las oenegés están sin trabajar. La situación es complicada. Los grupos fascistas siguen campando a sus anchas, cortando el acceso a Moria", explica el coordinador de Zaporeak en Lesbos, Javier Ruiz.

Campos de refugiados desbordados

Mientras que en Lesbos incluso han prendido fuego a un centro provisional de ACNUR.

Desbordados todos los campos, Grecia anuncia que convertirá un buque militar en un campo de refugiados flotante de forma temporal. Albergará a unas 400 personas.

Desde el pasado sábado han llegado al país heleno más de 1.500 migrantes y las autoridades calculan que hay otros 24.000 en la frontera, intentado cruzar. Los migrantes aseguran que no se rendirán pese al bloque griego.