Miles de personas se han concentrado cerca de la estación de trenes del Oeste de Budapest, convocados para protestar contra los planes del Gobierno conservador de endurecer las leyes de inmigración, que entre otras prevén penas de hasta tres años por el cruce ilegal de la frontera. 

El grupo de voluntarios Migration Aid, que ayuda desde semanas a los miles de refugiados que se encuentran en la ciudad, había convocado la marcha, asegurando que el Gobierno conservador "causa miedo con sus medidas que no ofrecen soluciones a largo plazo". 

El ejecutivo del primer ministro Viktor Orbán anunció una serie de proyectos de ley para, entre otros, penar con hasta tres años de cárcel el cruce ilegal de la frontera, la creación de zonas de tránsito cerradas en la frontera y la movilización del ejército en la defensa de las fronteras. 

Otra ley permitirá a la policía entrar en inmuebles particulares "en situaciones de crisis causadas por la inmigración masiva". "No en mi nombre" fue el lema de la marcha hoy que iba a concluir delante del Parlamento, una frase que apareció también en los carteles que llevaban algunos de los 4.000 manifestantes, según estima el portal index. Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, que viajó a la región para informarse sobre la situación y que participó en la marcha, explicó que "Hungría es la ejemplificación máxima de la Europa fortaleza". En su opinión, Orbán "ha puesto como ejemplo la norma migratoria española "en el caso de Ceuta y Melilla". 

Hungría elevó una valla alambrada de metro y medio de altura en su frontera con Serbia para parar la inmigración y se espera que hasta noviembre concluya una segunda, más sólida y de cuatro metros de altura y 175 kilómetros de longitud. Las autoridades húngaras