Hillary Clinton y Donald Trump han intercambiado bromas salpicadas con comentarios ácidos en una cena de caridad celebrada un día después del último debate presidencial previo a las elecciones de EEUU del 8 de noviembre.
La cena, que se celebró en el hotel Waldorf Astoria, cumple con una tradición de décadas para invitar a candidatos presidenciales a una cena de gala que les permita reflejar su sentido de humor, pero en esta ocasión coincidió con la etapa final de una áspera campaña electoral por los choques entre Clinton y Trump.
En uno de los momentos, el republicano Trump echó en cara a Clinton que era la primera vez que hablaba con personalidades tan importantes "sin que le paguen por ello". Y la demócrata ensalzó la caballerosidad del republicano por mandarle un vehículo para que la trasladara a la cena, pero dijo que se trataba de un "coche fúnebre".
Los discursos de ambos candidatos presidenciales, el de Clinton más largo que el de Trump, aludieron a distintas situaciones que se han desarrollado durante la campaña y hasta los comentarios más recientes hechos en el debate presidencial del miércoles.
Todo ello ante una audiencia de un millar de personas, de rigurosa etiqueta para la cena de gala, en la que Clinton y Trump se sentaron muy cerca, separados sólo por el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Michael Dolan.
En una sola ocasión, cuando terminó su discurso Clinton, ambos candidatos presidenciales se saludaron dándose la mano, pero en el acto se notó la frialdad que deriva de la áspera relación que han tenido en los últimos meses.
Entre las bromas que hizo Trump figura el supuesto ofrecimiento de Clinton para que, si llega a la Casa Blanca, el magnate neoyorquino se convierta en embajador de Estados Unidos en Irak o Afganistán, aludiendo a los peligros a los que estaría expuesto en esos países.