Fánatico de las armas, graduado en Derecho y fiel sombra de su padre, el hijo de Jair Bolsonaro podría convertirse en el próximo embajador de Brasil en Washington.

A pesar de no tener una gran trayectoria profesional ni diplomática, Eduardo Bolsonaro cree que su experiencia sobre los fogones es más que suficiente para ser merecedor de este puesto. "Tengo experiencia alrededor del mundo, he estado de intercambio, he frito hamburguesas en Estados Unidos, en el frío de Maine", asegura.

Solo la Justicia podría evitar que el presidente coloque a su hijo a dedo: Jair Bolsonaro tiene cinco días para justificar su nombramiento, pero no tiene dudas. "Es amigo de los hijos de Trump, habla inglés y español", defiende.

Así, si repasamos su currículum, vemos que sus principales méritos parecen residir en su lazos familiares y una estrecha relación con los Trump.

El presidente estadounidense, no obstante, está encantado con su nombramiento, en el que no ve ningún ápice de nepotismo. "Estoy muy contento con el nombramiento", afirmó. "No creo que se trate de nepotismo, su hijo le ayudó mucho en la campaña", añadió.

Aunque poco puede hablar Donald Trump acerca de colocar a sus hijos en puestos de responsabilidad, ya que su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner, son sus más cercanos asesores y Kushner además es responsable de las relaciones con oriente medio.

Aunque aún más más flagrante, si cabe, es el caso de nepotismo que vemos en Nicaragua: Daniel Ortega no solo tiene a cuatro hijos de asesores, sino que su mujer, Rocío Murillo, ostenta ni más ni menos que la vicepresidencia del país.