Ha tenido que ser a la segunda, Donald Trump ha visitado a las víctimas del Huracán Harvey. Ante las cámaras, se ha hecho fotos con los damnificados en un centro de acogida, ha besado, cogido a niños en brazos y ha jugado con ellos. Lo hemos visto incluso echando una mano a los equipos que reparten comida y material de primera necesidad.
Imágenes con las que Trump se enmienda a sí mismo, lo ha hecho empujado por las críticas tras su primer viaje a la zona, una visita relámpago de apenas dos horas, en la que no se reunió con las víctimas. Se limitó a agradecer el trabajo del gobierno de Texas.
La atención fue para los tacones de Melania, también criticada por lo poco apropiado de la indumentaria, se cambió dentro del avión presidencial. Detalles que, en esta ocasión, los Trump se han preocupado por corregir.