Con la llegada de septiembre, termina el verano. El verano meteorológico ya es historia y nos encontramos oficialmente en otoño, cuando comienzan a refrescar las temperaturas.

Es importante que distingamos entre ambos calendarios: por un lado, el astronómico se guía por las horas de luz disponible y discurre entre los solsticios y los equinoccios. Así, el invierno abarca desde el solsticio del 21 de diciembre hasta el equinoccio del 21 de marzo, la primavera hasta el solsticio del 21 de junio y el verano hasta el equinoccio del 21 de septiembre.

Sin embargo, las estaciones meteorológicas se guían por las temperaturas: el invierno está marcado por las más frías (diciembre, enero y febrero), durante la primavera suben (marzo, abril y mayo), el verano es la época más cálida (junio, julio y agosto) para terminar con el otoño, conforme descienden de nuevo (septiembre, octubre y noviembre).