Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han iniciado hoy una cumbre de dos días para intentar acordar el fondo de recuperación económica tras la pandemia de coronavirusyel presupuesto para los próximos siete años, una reunión a la que llegan con sus posturas aún alejadas, por lo que no hay garantías de que se cierre con éxito.
Esta es la primera cita presencial desde el mes de febrero, en la que el principal escollo es la oposición de los denominados países 'frugales' -Austria, Suecia y Dinamarca, con Holanda a la cabeza- y fuentes europeas aseguran que ya se baraja la opción de organizar otra a finales de mes.
En ella, el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, no ha dudado en hacer referencia a los países del sur antes los medios: "Una Europa más fuerte también significa que los países que se han quedado atrás en reformas laborales o pensiones deben intensificar sus esfuerzos", ha afirmado.
El primer ministro holandés pide reformas a cambio del dinero, y exige que todos los planes y medidas de los gobiernos europeos sean aprobados por los 27 en unanimidad. Una medida que no reclaman Austria, Dinamarca o Finlandia, y que permitiría al holandés bloquear las medidas de los gobiernos del sur en caso de considerarlas un despilfarro.
Aunque todos son partidarios de creación de un fondo con capacidad de endeudamiento, la división está en las cantidades que se otorgarían en forma de subvenciones y en préstamos. El punto de partida de la negociación es la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que mantenía los 500.000 millones en transferencias y 250.000 en préstamos.
Por eso, será difícil alcanzar un acuerdo este fin de semana, aunque todos los líderes reconocen que no hay tiempo que perder. Se espera que Francia y Alemania adopten una postura conciliadora entre ambas voces, como ya ha explicado Macron, que ha afirmado que "se intentará llegar a un acuerdo junto a la canciller Angela Merkel".
Presión de los 'frugales'
Los 'frugales', a los que se ha unido Finlandia, quieren rebajar esta propuesta y reclaman se entreguen menos transferencias directas y que la mayor parte de las ayudas se den en forma de créditos y plantean, aunque en segundo plano, un recorte del volumen total del fondo.
Para España, que en líneas generales apoya la propuesta de Michel, es esencial que se mantenga una elevada proporción de subvenciones, algo clave también para Italia, Francia y Alemania. Por ello, el presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, llevó a cabo esta semana una ronda de contactos que le llevó a visitar Holanda, Suecia o Alemania para tratar de llegar a consensos antes del encuentro.
A su llegada, el propio Pedro Sánchez ha insistido en esta idea, "estamos obligados todos a llegar a un acuerdo". "España acude a esta cumbre con el ánimo de llegar a un acuerdo, de defender lógicamente nuestros intereses nacionales en el ámbito de la agricultura, también en cómo concebimos la gobernanza del fondo, las políticas en las que se tiene que centrar pero con un ánimo constructivo de llegar todos a un acuerdo", ha añadido.
"Estamos obligados todos a llegar a un acuerdo"
La negociación podría pasar por un recorte del montante total, pero manteniendo el predominio de las subvenciones.
Otro punto de discrepancia está en el deseo de Holanda de tener un "poder de veto", es decir, que para recibir las ayudas, los Estados deban acometer planes de reformas e inversiones que se aprueben por unanimidad, en lugar de por mayoría cualificada como propuso Michel, sin embargo, en este punto el Gobierno de Mark Rutte se ha quedado solo.
La propuesta del presidente del Consejo ya era una concesión con respecto a la iniciativa de la Comisión, que proponía que los Estados solo diesen una opinión a nivel técnico, y ha satisfecho al resto de delegaciones, que temen instaurar un sistema que ralentice o politice demasiado el desembolso de fondos.
Así las cosas, tampoco es posible calcular en estos momentos cómo se repartiría el fondo entre los distintos países.
Negociación de los presupuestos
En cuanto al presupuesto para los próximos siete años, las demandas de los "frugales" pasan, por otro lado, por un recorte aún mayor del planteado por Michel y por mantener los "cheques" compensatorios que les permiten reducir su aportación a las arcas comunitarias por ser contribuyentes netos y de los que también se beneficia Alemania.
Michel propuso mantener estos descuentos, en contra del criterio de la Comisión y la mayoría de socios, en un movimiento destinado a conseguir el "sí" de estos países al plan pero que no está aún avalado y la preocupación es creciente entre los países que más reciben de los presupuestos, especialmente por las partidas destinadas a agricultura y cohesión, que para España son básicas.
Tampoco hay acuerdo sobre qué nuevos recursos se introducirán para financiar en los próximos años el reembolso de la deuda emitida, dónde se plantea introducir un gravamen al plástico no reciclado en 2021, así como una tasa digital y un sistema de ajuste de carbono en frontera en 2023.
Algunos países, sobre todo del centro y este de Europa, discrepan también sobre el sistema propuesto para condicionar la recepción de fondos europeos al respeto al Estado de derecho.
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