Saira Mendoza se emociona al hablar de la ingratitud de ser empleada de hogar: "Se creen que somos esclavas y no es así".
Su situación ha mejorado, pero detalla la dureza de un sector que es mayoritariamente femenino, porque el 90% del personal doméstico son mujeres. "Hay casos de despidos por embarazos, hay abusos de todo incluido el sexual...", denuncia Cándida Barroso, portavoz de Mujer de Comisiones Obreras.
Un sector que ocupa a 617.000 personas en España, de las que una de cada tres no tiene contrato.
María Curella, asesora laboral de UGT, afirma que "tienen contratos en negro porque el empleador se niega a pagar la Seguridad Social y, en todo caso, cuando la paga es rebajando el salario".
No obstante, estando dadas de alta, no tienen los mismos derechos que el resto porque cotizan en un régimen especial. No tienen paro, tienen menor protección si se ponen enfermas, una indemnización por despido de menos días y no se pueden prejubilar.
Sindicatos y asociaciones piden al Gobierno que ratifique de una vez el convenio de la Organización Internacional del Trabajo sobre el trabajo decente para los empleados domésticos. Margarita Martínez, empleada del hogar y miembro de Territorio Doméstico, sostiene que "hay muchos países que ya lo han ratificado, pero el Gobierno español no; tendríamos unos derechos dignos".
Una reivindicación justa para mujeres como Saira en el Día Internacional de la Empleada de Hogar.
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