Los trabajadores quieren escuchar de primera mano las explicaciones del Gobierno valenciano pero no se lo permiten. La Generalitat pide perdón por los errores pero continúa justificándose: "Ahora se plantea lo que las televisiones se han gastado. Por poner un ejemplo, en el tema del fútbol. Efectivamente. Pero todos vemos los partidos de Champions y pienso que todos estaban de acuerdo", explica José Ciscar, vicepresidente de la Generalitat.

La plantilla continúa al mando. La información no ha variado pero el contenido, sí. “La intención de los profesionales de esta casa ha sido siempre la de estar a su lado y de muchas otras y contar las cosas que pasan. Todas las cosas que pasan, pero eso, desde estos despachos, no siempre nos lo han dejado hacer”, explicaba la presentadora de informativos de Canal 9.

Ahora los reportajes ya no silencian realidades. "Canal 9 tuvo una actitud indigna para una televisión pública que habría debido estar al lado de sus ciudadanos. Las órdenes para silenciar aquellas voces, para no entrar en la investigación, para ellos muchas cosas salieron de un despacho. Del despacho del Palau de la Generalitat, del mismo despacho del que salió otra orden…"

La revolución ha traspasado fronteras. Incluso la prensa internacional se hace eco de lo ocurrido. Pero el control no cesa, tal y como lo denunciaban algunos trabajadores. "Después de 16 a la salida un policía me ha pedido que enseñe el bolso, dan ganas de llorar", decía en Twitter la periodista Maribel Vilaplana.

Si a finales de mes el pleno aprueba la proposición de ley presentada por el PP valenciano, será el fin dela cadena pública tras 24 años de historia. Hasta este momento, será imposible que se lleven a negro las emisiones.