La asociación de consumidores ha puesto en marcha una campaña para recabar las denuncias de consumidores que reciban en sus domicilios visitas con el objetivo de modificarles fraudulentamente sus contratos de luz y gas. También ha denunciado la pasividad del Gobierno y las autoridades de protección al consumidor autonómicas ante este macrofraude, similar al que se produjo a comienzos de la década pasada en el sector de las telecomunicaciones.

Hasta 15 tipos de mentiras utilizan los comerciales para convencer a los usuarios de que sustituyan sus contratos, generalmente sometidos a la tarifa semiregulada por ofertas del mercado libre. Las trampas consisten en hacer creer al usuario que vienen de su propia compañía para premiar su fidelidad con un descuento, que su tarifa no se ajusta a una ley y pueden multarle si no la cambia, que tienen que devolverle cantidades cobradas por error o que su contador está averiado y necesitan que firme un documento para reparárselo.

Los comerciales también acuden a los domicilios de los consumidores para ofrecerles supuestos descuentos en las facturas que en realidad no hacen más que encarecer los recibos, falsas tarifas planas que hinchan los recibos y todo tipo de supuestas ofertas inmejorables sobre las que no son capaces de dar detalles.