Mientras la compañía de viajes Thomas Cook entraba en una espiral de pérdidas económicas que desembocaría finalmente en una suspensión de pagos, sus directores ejecutivos se enriquecían gracias a pagos millonarios que suman un total más de 45 millones de euros (35 millones de libras esterlinas) en los últimos 12 años.

La empresa británica, que administra hoteles, 'resorts' y aerolíneas, ha cesado sus operaciones tras fracasar a la hora de negociar un rescate con su principal accionista y sus acreedores, una medida que ha afectado a unos 600.000 turistas.

Sin embargo, el foco esta ahora sobre los que han sido los tres directores ejecutivos (CEO) de Thomas Cook, que están siendo investigados, según ha informado el medio 'The Guardian', por el cobro de sueldos excesivos y bonificaciones millonarias.

Manny Fontenla-Novoa (2003-2011)

El empresario británico-español se convirtió en el director ejecutivo de Thomas Cook AG en 2003, y fue quien guió la fusión de la compañía con MyTravel, formando el actual grupo empresarial Thomas Cook; una operación que dejó una deuda de mil millones de libras esterlinas.

En los últimos cuatro años en el cargo, Fontenla-Novoa cobró más de 17 millones de libras, una suma incentivada por bonificaciones relacionadas con la eliminación de 2.800 puestos de trabajo en la fusión con MyTravel.

Harriet Green (2011-2014)

Green llegó como sucesora de Fontenla-Novoa en 2011 y en menos de tres años cobró casi cinco millones de libras. Además, recibió 5,6 millones en bonificaciones. Un tercio de estas últimas, no obstante, lo destinó a diferentes fundaciones tras la muerte de dos niños a raíz de una intoxicación con monóxido de carbono en unas instalaciones de la compañía.

Aparte de este dinero, Green requería de 80.000 libras al año para costear su estancia en el Hotel Brown de Londres, de cinco estrellas, donde residía entre semana.

Peter Frankhauser (2014-2019)

Frankhauser, director ejecutivo de Thomas Cook desde 2014, es la persona a cargo de la compañía actualmente. Él ha sido el encargado de gestionar la suspensión de pagos de la empresa y lidiar con las consecuencias de la misma.

En cinco años, ha cobrado 8,3 millones de libras, a los que se suman otros 4,3 millones en bonificaciones.