Víctor es uno de esos jóvenes que le ha dado un nuevo enfoque a su vida laboral. Trabajaba como radiólogo y abandonó su profesión para innovar en otra muy diferente, las gafas de madera.
"Quería hacer algo distinto, es un material atractivo y no hay que hacer una gran inversión", asegura Víctor. Sin dinero ni conocimientos, Víctor sacó adelante un negocio gracias a la creatividad, un aspecto cada vez más valorado aunque no aparezca en el curriculum.
"He tenido que aprender a diseñar, ensayo-error", cuenta Víctor que ya tiene su propia colección de gafas de madera. Para ahorrar en costes, Víctor trabaja en un local alquilado junto con otros artesanos como Marta que también ha montado su propia empresa.
Un ERE la dejó en la calle, pero decidió coger la crisis por los cuernos. "Decidí aprovechar la indemnización", afirma. Su novedosa técnica de pintar seda le ha abierto un hueco en el mercado.
"Hago prendas personalizadas que no hace nadie más", comenta Marta. Ahora, hasta la Duquesa de Alba luce uno de los más de 800 pañuelos que ha vendido. Marta asegura que es bueno innovar. Así lo han hecho 87.000 nuevas sociedades, la cifra más alta de emprendedores de los últimos cuatro años.
Según 'The Economist'
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La venganza del sur Una década después, esos cerdos que perseguían los hombres de negro hoy vuelan solos. Y lo hacen a gran velocidad. Lideran, con España a la cabeza, el ranking de las mejores economías.