Las primeras palabras de Arturo Fernández como presidente del CEIM: "Yo soy el primero que hace muchos años estamos intentando que la formación sea de otra manera, de otro modelo, hay muchas empresas y patronales que hacen una magnífica formación. Y queremos que ese modelo se cambie y parece que se va a cambiar".
La patronal madrileña se ha enfrentado a unas elecciones un tanto extrañas. Tan extrañas que esta elección ha sido novedosa. En los treinta y seis años de la organización, nunca antes ha habido más de un candidato para ser presidente. Pero la música que ha sonado en la CEIM se ha desafinado en las últimas semanas. Varios casos de corrupción en el seno de la patronal han enturbiado un proceso electoral que ha echado el cierre.
A sus sesenta y nueve años, Arturo Fernández ha tenido que enfrentarse a estas elecciones acosado por los presuntos casos de malversación de fondos de formación en la CEIM y tras su imputación por el caso Bankia. 15 millones de euros presuntamente defraudados de los que Fernández se ha desmarcado. Veinticinco asociaciones fueron supuestamente estafadas entre 2010 y 2012 por José Luis Aneri, que recaudaba dinero público sin dar formación. En relación con este caso tuvo que dimitir Alfonso Tezanos, dirigente de la CEIM y diez personas más.
Y aunque también tuvo que dimitir la esposa del presidente de la Comunidad de Madrid, Lourdes Cavero, por sus implicaciones políticas, Arturo Fernández ha vuelto a recuperar a Cavero para estas elecciones. En la otra fotografía electoral, este hombre, Hilario Alfaro. El ambiente de polémica en los comicios también se ha palpado en la relación personal entre ambos candidatos.
Confederación empresarial de mucha importancia para el devenir de la CEOE, estas elecciones en la CEIM, a pesar de ser las primeras, se han desarrollado con un ruido que poco tiene que ver con un proceso electoral.
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