Gael Monfils no levanta la cabeza. Su calvario dura casi un año, desde que el 27 de febrero de 2020 lograra su última victoria en el circuito. Este lunes volvió a caer en la primera ronda del Open de Australia.
Lo hizo ante el número 86 del mundo, el finlandés Emiil Ruusuvuori, que acabó con él en cuatro horas de partido: 3-6, 6-4, 7-5, 3-6, 6-3.
Momentos después, en sala de prensa, el galo no pudo más y explotó entre lágrimas. "Tengo cero confianza. Juego mal. No puedo sacar, no puedo golpear con la derecha, cometo faltas. Estoy seis metros por detrás de la línea... No tengo confianza. Soy sincero y lo digo. No tengo confianza. No me siento bien, eso puede verse", argumentó.
Y dejó una frase demoledora: "Me gustaría deciros que me he levantado y que esta pesadilla se ha terminado, pero todavía estoy ahí dentro".
Además, aseguró que sus problemas no tienen nada que ver con el entrenamiento: "Me gustaría salir. Pido un poco de clemencia. Sí, he perdido mucho, y me duele porque yo trabajo. Lo peor es que trabajo. Y cada vez que vengo aquí me siento juzgado. Ya veis que no lo consigo. Entreno como un loco y no puedo. Cuando alguien está en el suelo, no le disparéis".
"Nada nuevo que decir. Nada porque... Os voy a contar la frase sencilla que me va a decir mi madre... Me va a decir, 'Tienes que seguir entrenando y ya volverá'... Es lo único que...", finalizó antes de venirse abajo.