Novak Djokovic, tras confirmar que no se vacunará aunque le cueste perderse varios Grand Slam como Wimbledon o Roland Garros, también ha confesado, en la entrevista concedida a la 'BBC', cómo vivió los días que fue aislado y posteriormente reportado de Australia.
"Estuve libre durante cuatro días y estuve entrenando, pero no fueron días normales. Tuve helicópteros sobrevolando sobre mí en cada sesión de entrenamiento, cámaras por todos lados... Y también, mis colegas de profesión, me hicieron mucho daño. Sentí esa energía y esas miradas de mis compañeros y de la gente que estaba en las instalaciones", señaló.
El número uno del mundo reconoció sentir impotencia al respecto: "Y obviamente, entiendo que tenían una percepción que se basaba en lo que estaban viendo en los medios. En ese momento, tenía muchas ganas de hablar con todos y dar mi explicación".
El tenista serbio dejó claro que no está en contra de la vacunación, solo a favor de la libertad de las personas para decidir: "Nunca he estado en contra de la vacunación, pero siempre he apoyado la libertad de elegir lo que te metes en el cuerpo, y estoy dispuesto a pagar el precio de no jugar torneos como Roland Garros o Wimbledon".
Los días en Melbourne supusieron una experiencia muy dura para Djokovic: "Me sentía impotente, cuando llegué allí, no me estaba permitido usar el teléfono durante tres horas. No pude dormir nada porque iba a ser interrogado cada 30 minutos, básicamente".
"Tuve muchos interrogatorios, empezaban, luego se detenían, después tenía que esperar a la persona que tenía que hablar con sus superiores. Luego al tiempo volvía. Fue durante una noche entera. La visa fue restablecida, después revocada, luego restablecida y más tarde revocada de nuevo", añadió.
Además, ha hablado de lo complicado que fue seguir la final del Abierto de Australia cuando él ni siquiera había podido participar en el torneo: "Me fue muy difícil verla. Yo era muy neutral, no iba a animar a nadie porque yo deseaba muchísimo estar allí. Pero fui animado por diversas circunstancias".
Sin embargo, su mujer y su hijo sí que tenían un favorito claro: "Mi esposa estaba animando a Medvedev, mi hijo Stefan animando a Rafa y por cada punto que hacía, se ponía a saltar alrededor".
"El chico me preguntó hace unos días qué donde iba a ser el próximo torneo que iba a jugar Rafa Nadal y en el que yo también estuviera. Le dije que ojalá que pronto, pero le pregunté que por qué me lo decía. Me respondió: 'que deseaba mucho conseguir una foto con Rafa'", concluyó el serbio.