Brayden Lowry y Kendell Cummings son dos luchadores que además son amigos, pero les tocó vivir una de las peores experiencias de su vida: el ataque de un oso. Todo ocurrió mientras ambos estaban en el Bosque Nacional Shoshone buscando astas.

"El oso salió corriendo de los árboles. Ni siquiera lo vi hasta que estuvo justo frente a mí, pero escuché el choque. Lo único que pude gritar es: "¡Oso! ¡Oso!". Sabía que tenía que proteger mi cabeza y luchar por la vida, ya sabes, es de vida o muerte" comienzan contando.

Otros dos compañeros iban con ellos, pero en el camino se separaron y ese fue el momento en el que el oso grizzly aprovechó para atacar a Lowry y Cummings. El oso se abalanzó primero sobre Lowry y Cummings trató de gritar, agarrar y pegar al animal, pero todo quedó en vano y el oso se abalanzó al final sobre Cummings.

"No quería perder a mi amigo. Había un gran oso sobre él. Podía haber huido y posiblemente haber perdido a un amigo, o haberlo liberado y salvado", dijo el joven.

Lo explica todo con detalle a 'ABC News': "Me tiró al suelo y luego me empujó con la cabeza en el suelo y contra los árboles. Allí me atacó. Inmediatamente, le puse las manos en la boca para que no pudiera ir a por mi cuello".

Cuando parecía que finalmente el oso se iba, volvió al ataque: "Escuché al oso gruñendo detrás de mí y lo escuché caminar. Luego lo volví a ver y vino y me atacó de nuevo".

Al final, todo tuvo un final feliz y todos se pudieron reagrupar y pedir auxilio. Un helicóptero les llevó al hospital y allí se están recuperando de sus lesiones tras ser operados. Sufrieron, entre otras cosas, 60 grapas en la cabeza y seis tornillos, además de tres huesos rotos.