La inclusión en esta lista negra supone que ciudadanos, empresas y bancos estadounidenses tienen prohibido cualquier relación con el futbolista. Todo un problema para los patrocinadores de la selección y para la propia FIFA.

Por ejemplo, para poder ser convocado a su quinto Campeonato del Mundo, Márquez ha tenido que renunciar a cualquier pago de la Federación. Con su presencia, la selección mexicana no puede volar en aerolíneas con capital estadounidense, ni alojarse en hoteles que tenga propietarios de ese país.

Márquez entrena con camisetas y zapatillas sin publicidad, y no puede beber de las mismas botellas de agua que sus compañeros al tener un patrocinador estadounidense. Incluso la FIFA se plantea no entregarle el Premio al Mejor Jugador de un partido en caso de ganarlo: el patrocinador del galardón es Budweiser.

Además el principal organismo del fútbol mundial ha pedido a sus empleados que eviten todo contacto con el futbolista mexicano, y a las televisiones que no le entrevisten en la zona mixta: allí lucen los logos de cuatro grandes marcas estadounidenses.

Los ciudadanos o empresas de este país que violen la prohibición del Departamento del Tesoro se enfrentan a multas de más de un millón de euros por cada violación no intencionada, y de más de nueve millones si rompen las reglas de forma intencionada.