Arriesgar puede equivaler a perder, pero también puede equivaler a ganar. Este segundo caso fue el de Lewis Hamilton, que en 2012 dijo adiós a McLaren para poner rumbo a Mercedes a partir de 2013 en una historia con un desarrollo para todos conocido. Tras sumar en 2008 con los de Woking su primer Mundial, con las flechas de plata ha ganado cuatro más y ya se codea con uno de los más grandes de la Fórmula 1 como Juan Manuel Fangio. Solo Michael Schumacher, con siete, supera al ya pentacampeón.

Y es que el tiempo le ha dado la razón a Hamilton. Mientras McLaren ha ido dando tumbos desde su marcha, él tan solo ha dejado de ganar en 2013 y en 2016. El primer año con Mercedes fue de adaptación y de espera a las nuevas normas, pero en cuanto estas entraron tan solo Nico Rosberg le ha batido en el duelo entre flechas de plata. La mejoría de Ferrari estos dos años tan solo ha hecho despertar al mejor Lewis.

Porque él es así. Parece que está dormido pero no. Simplemente está esperando el momento en que tenga que darlo todo. En Q3, en carrera. Cuando toca rendir, Lewis Hamilton rinde como el mejor y como alguien que sabe que puede entrar en la historia de este deporte. En 2008 todo se achacó a Timo Glock, en un Mundial histórico que ganó mientras Massa celebraba el título. En 2014 y 2015 a la superioridad de su coche. Pero en estos dos años, sobre todo en este 2018, Ferrari ha sido por momentos el mejor monoplaza y aún así él ha ganado.

No logró vencer hasta Azerbaiyán, en un comienzo en el que Vettel logró dos triunfos y Ricciardo uno. Y aún así, Lewis no encontró regularidad en cuanto a victorias. La razón, Vettel. Sebastian estaba aprovechando al máximo el mejor Ferrari hasta que empezó a fallar. El parón veraniego no le sentó bien ni a él ni a un monoplaza que tras Hungría ha visto a Mercedes y a Hamilton por delante. Después de Hungaroring, el plata ha dominado.

Solo Bélgica se libró del huracán Lewis a partir de agosto. Con errores impropios para un tetracampeón, Vettel cedió terreno ante el británico y él lo aprovechó. Victorias en Italia, en Singapur, en Rusia y en Singapur, y llegada a Estados Unidos con opciones claras para levantar su quinto entorchado.

Lo consiguió a la segunda, tras no poder salir de Austin con el título bajo el brazo. Le bastaba con ser séptimo en México, cosa que salvo sorpresa es fácil tanto para él como para Mercedes. Terminó cuarto, tras sufrir como nunca con unos neumáticos que su monoplaza devoraba. Ahora, a Lewis tan solo le quedan Brasil y Abu Dabi en este 2018 que con el título en el bolsillo le servirán 'solo' para seguir acumulando récords.