"Este es el casco...". El que habla es Romain Grosjean en un directo en su canal de Twitch. Y lo que está enseñando es el casco con el que sufrió el terrible accidente de Baréin.
El piloto galo logró abandonar el vehículo, que estaba en llamas tras chocar contras las protecciones laterales. Salvó la vida por pocos segundos.
"Se puede ver que la visera se quemó, la pintura se quemó un poco, pero el casco no se deformó en absoluto. Un trabajo impresionante de toda la gente de Bell", comenta Grosjean.
Efectivamente la visera está absolutamente calcinada, además de la parte superior. Ni que decir tiene que el monoplaza, que se partió por la mitad tras el choque, ha quedado absolutamente destrozado.
Según el informe oficial de la FIA, Grosjean perdió el coche a 241 kilómetros por hora y la fuerza del impacto fue de 67G. El choque se produjo a 192 kilómetros, rompiéndose por la mitad el monoplaza.
Fue el halo el elemento que salvó la vida del piloto francés, que no ha recibido el apoyo de Haas para volver a pilotar en la Indycar. De hecho, el jefe del equipo aseguró que no iban a patrocinarle "para ver cómo se mataba". Unas declaraciones que Grosjean entendió.
El piloto, a falta del apoyo de Haas, será piloto del equipo Dale Coyne Racing a los mandos de un RWR- Honda. La Indycar es definitivamente su nuevo reto. "Es una carrera de alto nivel en la pista, pero fuera del coche, es volver a la razón por la que empezamos a correr cuando éramos jóvenes: porque nos encantaba", declaró, encantado con su nueva etapa.
Heridas en las manos
Grosjean apenas ha sufrido secuelas tras el accidente. En repetidas ocasiones ha enseñado las quemaduras en sus manos, algo que no le ha impedido volver a ponerse al volante de un monoplaza.
"Aun no puedo teclear", comentó en una publicación de Instagram al comienzo de su recuperación. "Pensé en muchas cosas, incluido Niki Lauda, y pensé que no era posible terminar así. Ahora no, no podría terminar mi historia en la Fórmula 1 así", señaló entonces.