El Barça no ha vuelto. Quizá vuelva, pero todavía no. A pesar de la buena imagen dada ante el Real Madrid, en un partido que perdieron, los culés cayeron en la Copa del Rey ante el Athletic y cerca han estado de pinchar de nuevo. Esta vez, habría sido en LaLiga. Esta vez, habría sido ante el Alavés... pero Frenkie de Jong evitó un tropiezo.
Lo hizo con un gol, solitario gol, prácticamente al final del segundo acto. Un gol raro. Extraño. Uno en el que Jordi Alba tuvo gran parte de culpa, positiva culpa, por su gran envío al área y en el que el neerlandés se reenganchó a la jugada tras estar previamente en fuera de juego.
Anotó, pero mucho ha de mejorar un Barça que sigue buscándose. Que ha recuperado a Pedri, cosa que se nota, pero que necesita más del resto de futbolistas. Más de Ferran Torres, que estuvo escaso en Mendizorroza. Y que necesita más de ese ADN que tantos buenos resultados les dio en el pasado.
No son los mismos que fueron, pero siguen siendo el Barça. Ante el Alavés, la posesión volvió a brillar pero las llegadas volvieron a ser escasas. Las hubo, sobre todo en alguna acción a balón parado que casi remata Luuk de Jong. Pero se necesita más. Y está claro que margen tienen para dar más.
Porque fue un encuentro plano. Sin ritmo. Sin verticalidad. Sin demostrar fortaleza en prácticamente zona alguna del campo y sin ser superior al Alavés, penúltimo clasificado de LaLiga. Los vascos, por momentos, incluso tuvieron el control del partido, que no del balón.
Posiblemente este haya sido o bien el peor o, esto sin duda, uno de los peores encuentros que ha hecho el Barça con Xavi Hernández en el banquillo. Así que sí, sin duda con los futbolistas que tiene el cuadro culé, hay mucho margen de mejora.