Y ahora a Múnich. Ahora, a Alemania. A jugarse el pase a octavos de Champions League ante, ojo, el Bayern. Ante uno de los mejores equipos de Europa y del mundo. Ante lo que el Barça era antes. Antes, porque ahora no está. No están y lo saben. Esté quien esté en el banquillo, los problemas persisten. Koeman, Sergi, Xavi... La vida sigue igual. La vida sigue teniendo las mismas dificultades, y ante el Betis volvió lo mismo.
Porque, como dijo Koeman, 'esto es lo que hay'. Se sea quien se sea, si no hay, no hay. Y ahora mismo, en el Barça, no hay. No hay gol. No hay orden atrás. No hay liderazgo. eso, en el fútbol, donde las áreas es lo que más cuenta, es un problema importante.
Solo Dembelé pareció aportar algo de frescura. Algo que podía enganchar a un público que es normal que esté desencantado con lo que ve. Porque no ve nada que le entusiasme. No ve nada de lo que veía hace no mucho, en un tiempo en que si te visitaba o si visitabas al Barça era motivo de temor. Ahora, el temor es menor.
Da la sensación, y ante el Betis pasó lo mismo, de que no hay peligro. De que el Barça puede estar todo un día jugando y que el portero rival pueda vivir bien tranquilo. Algo, esto, impensable hace una temporada. Hace dos. Hace tres. Pero no ahora. De Messi, Suárez y Griezmann se ha pasado a un Memphis que no está para ser titular.
Lo peor, que lo del banquillo no mejora lo que hay en el verde. Se podría pensar que De Jong sí, pero la cintura del mediocentro se partió en dos ante el recorte de Canales en el gol de Juanmi. El cántabro se midió a él, le sentó con el tacón, se la puso al punta y balón a las mallas.
La reacción, ninguna. Entró Piqué por Lenglet para buscar el milagro, pero no. No hubo nada. Y ahora, a Múnich. A jugarse la Champions League ante, posiblemente, uno de los dos o tres mejores equipos del continente. Lo que antes era el Barça, ahora lo es el Bayern.
Es básicamente el resumen, y los azulgranas buscan lo que a priori parece imposible por más que los imposibles no existan. Lo más doloroso, los 16 puntos que les pueden separar del Real Madrid este sábado. Están en reconstrucción, pero el Barça es el Barça.