La primera de las finales del Atlético de Madrid para meterse en los octavos de la Champions se disputaba en Bakú, en el estadio que compitió con el Wanda Metropolitano por acoger la final de 2019. Había margen de error, pero después de empatar ante la Roma y perder contra el Chelsea, tocaba ganar.
Sin dejar dudas, con goles. El objetivo estaba claro y Simeone así lo reflejó en su once, apostando por Giménez con Godín como pareja de centrales, con Gabi en el centro del campo y con Gaitán y Gameiro como grandes novedades. Iba a ser un partido de mucha fuerza 'G' y el 'Cholo' lo sabía.
Con los 22 protagonistas sobre el terreno de juego arrancó el partido. Lo hizo con un Qarabag a la ofensiva total, intentando atemorizar al Atlético de Madrid con 10 minutos de presión al límite y ataques sin mucho control en la zona ofensiva.
La tuvieron Carrasco y Gameiro
El catalizador del juego ofensivo colchonero fue Griezmann, el más lúcido en la zona de tres cuartos. De sus botas nacían los balones que no supieron aprovechar Carrasco y Gameiro, desafortunados en el control del balón cuando se disponían a encarar a Sehic.
La más clara de la primera parte la tuvo el extremo belga, que cruzó un balón que detuvo el meta del Qarabag, el mejor de su equipo en la primera mitad. Lo demás era lo que se podía esperar, un partido cerrado, de detalles y de defensas expeditivas.
Con 0-0 se llegó al descanso y con la sensación de que todavía quedaban todos los deberes por hacer, sabiendo que un nuevo empate les complicaría mucho el pase a octavos, estando obligados a ganar, prácticamente, los tres partidos restantes.
La polémica expulsión de Ndlovu
En la segunda mitad se siguió el guión de la primera, con los rojiblancos llevando el peso del ataque y con el Qarabag intentando cazar una contra para coger desprevenidos a los chicos de Simeone. En una de esas contras, Henrique probó suerte y encontró los guantes de Oblak, que detuvo su disparo.
Simeone intentó reaccionar metiendo a Thomas en el centro del campo en lugar de Gaitán, que no tuvo su encuentro más inspirado. También entraron Torres y Correa por Carrasco y Gameiro, yendo con prácticamente todo lo que tenía en ataque.
La expulsión de Ndlovu tras, según el árbitro, simular un penalti de Godín, hizo que los rojiblancos se lanzasen al ataque con todo. Lo cierto es que el penalti pudo ser señalado a favor del Qarabag, pero con uno más y con la necesidad del gol el Atleti siguió insistiendo.
Sólo les vale ganar
La ocasión más clara del tramo final la tuvo Fernando Torres, que lanzó un cabezazo por encima de la portería de los locales en una jugada en la que reclamó penalti. Los últimos minutos, lejos de ser ordenados y claros, fueron una acumulación de jugadores en el campo rival que no se concretaron en nada.
Con el 0-0 se llegó al pitido final, un resultado nefasto que sólo pudo empeorar una derrota para las aspiraciones del Atlético de Madrid. Para las tres jornadas restantes, los rojiblancos deben ganar todos sus partidos, entre los que se encuentra la visita a Stamford Bridge. Una aventura que se antoja complicada para los de Simeone.