Luka Doncic ha podido salvar una vida. Al menos, así es como ha titulado Collin Cable, de 33 años, su artículo sobre cómo el esloveno de los Dallas Mavericks le hizo dejar las drogas y esquivar a la muerte. "Estaba vivo, pero solo biológicamente... y entonces llegó Luka", afirma.

En el texto, publicado en 'Fansided.com', Cable cuenta cómo se gastaba más de 1.000 dólares al mes en drogas, algo que agravó la muerte de su hermano mayor.

"Tenía 12 años cuando llegó Dirk Nowitzki. Mi hermano tenía 15 años y yo 12. En 2019, cuando jugó su último partido en la NBA, yo tenía 32 y mi hermano estaba muerto. Gracias a él, mi hermano y yo teníamos algo de qué hablar", dice.

Y es que todo se le juntó. Se fue de Dallas a Nueva York, pero su carrera en la música se desvaneció. Su novia, con la que llevaba cinco años, le dejó por sus adicciones y su hermano murió a causa de las drogas.

"La muerte de mi hermano me liberó. Fue su último y más importante acto como hermano. ENtonces, tenía 32 años. Estaba limpio. Sobrio, y solo. Derrotado . Entones llegó Luka", afirma.

"Mientras me ahogaba en mis penas, Doncic y su efervescencia iluminaban los oscuros rincones de mi alma. Él se deslizó por el camino con una brillante y traviesa sonrisa. Su alegría era tan contagiosa como medicinal. Si hubiéramos elegido a Mo Bamba en el draft, no sé si estaría escribiendo esto. Verle era lo único que me mantenía en este mundo", confiesa.

Cable solo ha visto a Doncic una vez, en una firma de autografós. En ese día, cuando salió de su casa camino a desintoxicación, Doncic le sonrío: "Era sincero y cálido. Le quise más por eso".

Collin, de 33 años, lleva uno sin drogarse, y reconoce que ya no depende de Doncic para ser feliz. "No estaría vivo sin la ayuda de ese adolescente esloveno que probablemente siga siendo un extraño para siempre. Cuando la esperanza se volvio abstracta, me recordó que valía la pena pelear", reconoce.

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