Woody Allen está a punto de rodar película tras varios años sin estrenar, vetado por varias productoras tras las acusaciones de Mia Farrow sobre su supuesto abuso sexual. Y acaba de sacar nuevo libro 'Gravedad Cero' (Alianza Editorial 2022). El título describe a la perfección los 30 minutos de charla con el director de cine, donde se muestra cómo es y descubrimos qué tiene en común con sus personajes.

Solo concede entrevistas entre las 10 y las 12 de la mañana. Son las 10:30 en su querida Manhattan y saluda a través de la pantalla. Verle ahí despista. Al escuchar su voz, sus balbuceos y bromas resulta inevitable pensar en esos personajes cómicos a los que ha encarnado. Sus 85 años parecen no haberle causado grandes estragos, con la misma camisa a cuadros y pelo desaliñado. Custodiado por una enorme librería a sus espaldas, su editora nos advierte de que oye mal, hay que hablarle alto y claro.

Pregunta - Woody, buenos días, lo primero de todo quiero agradecerte esta entrevista. Y quiero empezar preguntándote ¿Cómo estás?

Respuesta - Estoy bien, creo —sonríe tímidamente y continúa en tono de broma—. Parece que estoy sano, he hecho mis ejercicios esta mañana y me siento bien, salvo que tenga una terrible enfermedad que no conozca y vaya a estar irónicamente muerto esta tarde.

P - ¿Qué tienes que decir a quienes echan de menos esa cita anual con tu cine?

R -Tenía pensado hacer una película, pero llegó el Covid y todo el mundo salió corriendo. Yo también. Ha sido una experiencia terrible en todo el mundo, en Nueva York también.

P- ¿Tendría cabida la pandemia en alguna de tus películas?

R - No me interesa ponerlo en mi cine. Mis películas tratan temas que no son convencionalmente denominados relevantes. Por ejemplo, no van sobre el movimiento 'Me too', o problemas nucleares, crisis mundial, temas políticos… No van sobre cosas que interesen a la gente. Van sobre temas emocionales y tienen el inconveniente de no ser interesantes para la gente inmediatamente pero tienen la ventaja de que en el largo plazo resultan interesantes, porque esos temas nunca se van. En las buenas películas los problemas seguirán siendo importantes dentro de 100 años.

Allen remarca el encierro en su apartamento, lo terrible que le parecía ver los teatros de Broadway con la persiana echada y el parón generalizado. Sin embargo no se extiende a hablar sobre el parón que marcaron varias productoras y editoriales tras las acusaciones al director de abuso sexual.

P- Supongo que te ha afectado también el veto en determinadas plataformas y productoras a la hora de rodar tus películas.

R - Tú supones que me ha afectado mucho pero en realidad no me ha afectado para nada. Es solo un asunto que apesta y algo desagradable pero no tiene afecciones reales. Vivo la misma vida, hago las mismas cosas como tocar mi clarinete, hacer películas… Si no fuera por el Covid, habría seguido haciendo películas, escribiendo libros o teatro. Es injusto, desagradable y apesta pero no ha tenido significado alguno.

El cineasta confirma que está trabajando en una nueva película. Que tiene previsto desplazarse a París en las próximas semanas y empezar a rodar en noviembre para poder empezar la edición de la película a final de año.

P- A Alec Baldwin le dijiste en una entrevista en Instagram que ya no sentías emoción por hacer cine. ¿Y eso?

R - No me gusta la idea de hacer una película, que esté unos días en el cine, o semanas, o que, incluso, a veces vaya directa a la televisión. Muchos cines en Manhattan que eran famosos por proyectar películas de Truffaut, Bergman, Fellini y Buñuel cerraron, han desaparecido. No me gusta hacer una película para alguien que está sentado en el sofá en su casa, que paran para ir al baño y vuelven…No es lo mismo y esto es lo que me ha desanimado.

Este 27 de septiembre salió a la venta su nuevo libro 'Gravedad cero'. En él, Allen recopila algunos de los textos que el 'New Yorker' bautizó como 'casuals' porque son "casualmente escritos y despreocupadamente leídos".

P- ¿Por qué ese título?

R - Nada en el libro tiene gravedad, seriedad, profundidad… De ahí el título. Quería que la gente leyera las páginas y se riera y entretuviera. Nada de profundidad, solo historias graciosas que puedas leer como un vaso de papel para servirte y después tirarlo.

P - ¿Hay algo de Woody Allen en tus personajes?

R - Bueno, tengo algunas similitudes. Es verdad que creo personajes cercanos a lo que conozco. Cuando escribo puedo hacer un personaje escritor, o músico, porque sé cómo son, de qué hablan… Pero nunca pondría de personaje principal a un neurocirujano o un científico espacial porque no sé cómo hablan. Las ambientaciones que uso son familiares pero las historias son fabricadas.

P - Vale, tus personajes tienen la esencia de Woody Allen, pero ¿Woody Allen es quien vemos en tus personajes?

R - La gente siempre solía pensar que yo era el personaje de mi cine e intentaba explicarles que la persona era muy diferente al personaje. Yo les ponía el ejemplo de Chaplin: en la vida real era sofisticado y elegante, un hombre de negocios… y en la pantalla ese pequeño personaje con bigote, bastón, sombrero y podías ver la diferencia. Sabías quién era quién porque en la vida real no tenía bigote ni andaba por ahí rompiendo cosas. Conmigo es diferente porque visto las mismas ropas y soy muy parecido físicamente. Pero es que el personaje que interpretaba era fabricado y exagerado. Yo no era en la vida real el personaje estúpido que interpretaba en mis películas. Era más serio, más tranquilo y no tenía esas aventuras.

P - Entiendo la dicotomía, pero durante la charla ha aflorado por ejemplo esa angustia existencial y miedo a la muerte con hipocondría manifiesta que vemos también en tus personajes ¿Tú qué relación tienes con la muerte?

R - Creo que la vida es una pesadilla sin sentido. Estoy feliz de trabajar, hacer películas, escribir, tocar jazz pero algún día moriré y entonces cualquier cosa que pase ya no importará. Es verdad que cuando estás muerto todos tus problemas se acaban, no tienes más ansiedad ni tienes que preocuparte. No tienes que votar, no te tienes que presentar ante un juez… Es una especie de placer de alguna manera.

P - Y hasta que ese momento llegue, ¿cambiarías algo de todo lo que has vivido?

R - Siempre que me hacen esta pregunta contesto que sí, que hay muchas cosas que cambiaría, y haría muchas cosas diferentes, tantas que no tenemos tiempo para nombrarlas. No hubiera dejado el colegio, no me hubiera casado tan rápido, no necesariamente hubiera sido un guionista de comedia, un millón de cosas… Habría vivido en París… La lista es demasiado larga para contártelo pero si pudiera volver atrás habría millones de cosas que corregiría.

P - En tu cerca de medio centenar de películas ha consagrado un marcado estilo personal, que a veces incluye chistes, digamos, políticamente incorrectos. ¿Aquí también cambiarías algo? ¿Alguna vez te has autocensurado?

R - Yo no, y creo que ningún artista serio o inspirador lo hace. No puedes pensar en esos términos.

Hace unos meses, Javier Bardem confesó en una entrevista que Woody Allen le regaló en su boda con Penélope Cruz el metraje original de 'Vicky, Cristina, Barcelona' (2004). Era la escena de un beso que, según reconoció Bardem, se prolongó tanto que cuando terminaron se había ido el equipo.

P - ¿Cómo fue vuestra relación tras las cámaras para que les hicieras este regalo?

R - No recuerdo haberles regalado eso—sonríe—, pero lo que sí te puedo contar es que durante la promoción, ante la prensa, tenían que esconder que eran pareja. Cada vez que íbamos a algún sitio yo tenía que estar ahí entre los dos. Éramos Javier, yo, y Penélope. Y yo me preguntaba si tendría que estar ahí en medio también durante la boda si se llegaban a casar —relata entre risas—.

P - ¿Recuerdas alguna anécdota más de ese rodaje?

R - Te voy a contar una historia muy interesante. Confiaba tanto en ellos que en la película hay una escena en la que hablan español y les dejé improvisar. Imagínate en el set de grabación ellos discutiendo en español. No sabía lo que decían, ¡ni lo sé aún! Y confío tanto en ellos que duermo tranquilo por las noches, sabiendo que estaba en manos de dos grandes, pero sí, aún hoy veo esa escena y no sé qué dicen.

P - Ayer le dije a una buena amiga que te iba a entrevistar y me dijo: "¡Ay! Woody Allen me ha salvado tantas veces". A ti, ¿qué o quién te ha salvado?

R - Lo que me ha salvado toda mi vida de mi temor existencial, de nacer en un universo muy estúpido y con una existencia sin sentido, de la mortalidad y de los horrores de la existencia humana es el trabajo. Ha sido la manera de no estar todo el tiempo pensando: "Dios mío, qué hago aquí, por qué tengo que morir, por qué mis padres tienen que morir"... Ya sabes, pensar en estos asuntos terribles. Gracias al trabajo los problemas desaparecían y me centraba en la escena divertida con la que terminar una película y no en que la vida es una necia pesadilla.

Sí, su filmografía le ha salvado también a él. Quizá sea esa mezcla irreverente de amores imposibles, reseñas culturales, paseos por Nueva York, sueños que no se harán realidad, consultas al psicólogo y el temor a cualquier enfermedad imaginada la fórmula magistral de esa medicina que resulta ser su cine.