La Feria de Málaga, después de una semana de fiesta, llega a su fin pero hay quien aprovecha hasta el último minuto. En su broche final, la fiesta se focaliza en la céntrica calle Larios, uno de los sitios más transitados donde los locales se convierten en casetas improvisadas.

Por lo noche, la fiesta se traslada al recinto ferial, que cuenta con 124 casetas recogidas en más de 800.000 metros cuadrados. Eso sí, el calor también se ha apuntado a las fiestas, aunque los 37 grados no han impedido a malagueños y visitantes salir a la calle para disfrutar del último día de celebración.

El buen tiempo y la fiesta han sido el reclamo perfecto para los miles de extranjeros que disfrutan de sus vacaciones en la Costa del Sol.

Esta semana de feria se espera que supere las cifras del año pasado. En 2015, la ocupación hotelera fue del 91,5% y se registraron más de 90.000 pernoctaciones sólo en la ciudad.

Un impacto económico que podría superar la recaudación del año pasado y reportar a la capital malagueña más de 49 millones de euros.