Los himnos, capaces de unir al rebaño, son el pegamento de las naciones. Si un mapa mostrara los distintos himnos en función de la temática de su letra, en España formaríamos equipo con Kosovo, San Marino y Bosnia Herzegovina, con himnos que solo pueden ser tarareados. El nuestro se remonta a la marcha de los granaderos, una canción popular de las tropas de Carlos III.
Sí que tiene letra el 'Santo Dios' andaluz, que se inspira en un canto religioso que se cantaba durante la siega. Fuerza Nueva, el nuevo grupo formado por Los Planetas y El Niño de Elche, ha querido reivindicar el valor musical de estas canciones, y no ha hecho excepciones de tipo político. 'El novio de la muerte' es uno de los himnos de La Legión, basada en una supuesta carta de un soldado fallecido en la guerra del Riff.
En Alemania no se complicaron mucho con el texto. Este reza: ''Alemania, Alemania por encima de todo, por encima de todo el mundo''. Pero es lo que tiene que la música y la letra no fuesen creadas a la vez y que sorprendentemente no estuviese compuesta por un alemán, si no por un austriaco: Joseph Haydn.
El himno de Estados Unidos suena en todas partes dentro del país, desde la Superbowl a las aulas de los colegios. En 2006 durante las protestas de inmigrantes, se relanzó incluso una versión para los latinoamericanos residentes en el país.
Porque los himnos van cambiando en función de a quién representan. La Marsellesa se estableció como oficial en 1795, símbolo de un nuevo sistema político, igual que los valores revolucionarios, pronto sus acordes conquistaron a toda Europa, llegando a ser incluidos por Tchaikovsky en su obertura 1812.
Los himnos son solo canciones, pero para algunos son mucho más que eso, sobre todo si los mezclas con una buena dosis de bebida y exaltación patriótica.