Aunque miles de estrellas se formaron en aquel entorno, con el paso del tiempo se acabaron dispersando a lo largo de nuestra galaxia, haciendo que sea muy difícil encontrarlas.

En un artículo publicado en Astronomy & Astrophysics, un equipo internacional dirigido por el investigador Vardan Adibekyan, del Instituto de Astrofísica y Ciências do Espaço (IA2), utilizó un método novedoso para detectar hermanos solares.

Adibekyan, investigador de la Universidad de Oporto, explica la importancia de encontrar estas estrellas: "Como no hay mucha información sobre el pasado del Sol, estudiar estas estrellas puede ayudarnos a comprender en qué lugar de la Galaxia y en qué condiciones se formó el Sol".

"Con la colaboración de Patrick de Laverny y Alejandra Recio-Blanco, del observatorio de la Costa Azul, obtuvimos una muestra de 230.000 espectros del proyecto AMBRE". AMBRE es un proyecto de arqueología galáctica creado por ESO y el Observatorio de la Costa Azul, para determinar los parámetros atmosféricos estelares para los espectros archivados de los espectrógrafos FEROS, HARPS4, UVES y GIRAFFE de ESO.

A continuación, el equipo utilizó estos datos espectrales de muy alta calidad del proyecto AMBRE junto con datos astrométricos muy precisos recuperados de la segunda versión de la misión GAIA de la ESA, con el fin de hacer "una estimación de la edad de estas estrellas y las propiedades cinemáticas", dijo Vardan Adibekyan.

Aunque solo un hermano solar fue encontrado en este trabajo, HD186302, a 184 años luz, fue uno especial. Esta estrella de secuencia principal de tipo G3 no solo es un hermano solar por su composición química o de edad, sino que también es un gemelo solar.

Los hermanos solares también podrían ser buenos candidatos para buscar vida, ya que existe la posibilidad de que la vida haya sido transportada entre planetas alrededor de las estrellas del cúmulo solar.