900.000 km por hora es la velocidad a la que una estrella recorre nuestra galaxia en estos momentos. Así lo afirma un estudio publicado en la Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, que señala que la explosión de una supernova podría haber impulsado a esta enana blanca en una especie de maniobra de tirachinas. Hecho que explica la enorme velocidad alcanzada por este cuerpo celeste.

Lo más curioso de esta investigación se encuentra en la composición inusual de la estrella superviviente. Sus características revelan que probablemente formó parte de un sistema binario, es decir, de dos estrellas que orbitaban entre sí. Y, después, ocurrió algo que no se creía posible hasta ahora: la estrella fue capaz de sobrevivir a su propia explosión como supernova.

Este descubrimiento deja abierta la posibilidad de que existan muchas más estrellas supervivientes viajando por la Vía Láctea y que, por tanto, estemos ante un nuevo tipo de supernova, que los astrónomos no habían visto nunca.

¿Qué diferencia esta estrella del resto de enanas blancas?

Las enanas blancas son los núcleos que quedan tras la muerte de las antiguas gigantes rojas, que son la apariencia que adquieren las estrellas en su última fase. Estos restos están compuestos de hidrógeno o helio, pero también de carbono u oxígeno y se van enfriando a lo largo de miles de millones de años.

Sin embargo, esta nueva estrella, designada como ADSS J1240+6710 y descubierta en 2015, parecía no contener helio ni hidrógeno, sino una mezcla nunca antes vista en una enana blanca: oxígeno, neón, magnesio y silicio. Además, gracias al telescopio espacial Hubble, los científicos identificaron también carbono, sodio y aluminio, elementos que se producen durante las primeras reacciones de una supernova.

No obstante, los investigadores no han podido hablar de una supernova como tal dado que la nueva estrella carece de algunos elementos característicos de este tipo de explosiones estelares: hierro, níquel, cromo y manganeso. Por este motivo, ha recibido el nombre de "supernova parcial".

Otras de las peculiaridades de esta enana blanca que sorprendió a los astrónomos fue su masa particularmente baja. En este sentido, Boris Gaensicke, del Departamento de Física de la Universidad de Warwick y autor principal del estudio, dice que todos los hechos de la investigación señalan que debe tratarse de un cuerpo celeste que ha sufrido los efectos de una supernova, "pero de un tipo que no habíamos visto antes", añade.

El estudio de supernovas termonucleares "es un campo enorme que necesita una cantidad de esfuerzo de observación", expresa Gaensicke, quien señala que poco a poco están descubriendo diferentes tipos de enanas blancas que sobreviven a supernovas. "Claramente hay todo un zoológico completo ahí fuera", concluye. Tendremos que esperar a que lo descubran.