Los seres humanos disponemos de un reloj corporal interno que regula nuestros ritmos corporales; es como si nuestro cuerpo estuviera programado para sincronizarse con el ciclo exterior de luz y oscuridad, estando activos y despiertos de día y preparados para dormir y descansar de noche coincidiendo con el descenso de la temperatura corporal, que comienza a última hora del día.

Parece existir una relación entre las “ideales 7 u 8 horas de sueño” y la buena salud física y mental, sin embargo hay autores que defienden que cada persona tiene una “cuota individual de sueño”, explica la doctora Carmen Jódar Casanova, miembro de Doctoralia.

Tendemos a perder sueño

Comparando la duración del sueño en jóvenes desde hace unas décadas, se ha encontrado una reducción del tiempo total del sueño de aproximadamente de una hora y media. La pérdida de sueño es algo frecuente en nuestras vidas. En los adolescentes, más del 70% no llega a dormir las entre 8 y 10 horas que requieren para una salud óptima en esa franja de edad. Esa somnolencia diurna se asocia a bajo rendimiento académico.

¿Cuándo se considera que sufrimos insomnio?

“A lo largo de nuestra vida, aparecen múltiples motivos que de forma más o menos transitoria nos pueden generar insomnio: problemas de salud, determinados síntomas como el dolor, realizar poca actividad física, exigencias laborales, situación vital estresante, problemas familiares e incluso la toma de algunos medicamentos”.

“Pero es cuando se alarga el insomnio durante semanas o meses, cuando aparecen signos de déficit de descanso como somnolencia diurna, cansancio, problemas de atención, pobre concentración y síntomas físicos como dolor muscular o mialgia”, explica la médico de Familia Carmen Jódar.

“Parece existir una estrecha interrelación entre los procesos de sueño y el estado general de salud física y psicológica de una persona, incluso con la longevidad. Así, las personas que duermen menos de 4 horas o más de 9 horas, pueden tener mayor riesgo de muerte temprana. El sueño es sin duda un excelente indicador del estado de salud de las personas”, concluye la doctora Jódar.

Evitar tener un aspecto cansado y apagado

La falta de sueño también repercute en la apariencia de nuestra piel. Según explica Hemely Varela, directora de formación de Darphin, “activa la formación de radicales libres que aceleran los procesos de envejecimiento, además aumenta la respuesta inflamatoria y la sensibilidad”.

Por eso, para que la piel se regenere bien es “fundamental” un sueño reparador “para tener niveles óptimos de agua, mejor renovación celular y vitalidad”.

Sandra Burgos, directora de Formación de Clinique, explica que “el proceso de reparación natural sucede durante la fase REM del sueño, cuando dormimos profundamente, normalmente entre las 11 de la noche y las 4 de la madrugada”.

Además, Sandra Burgos recomienda un ritual de belleza para antes de irnos a dormir para evitar ojeras y una piel apagada: “La mejor rutina es una buena limpieza de la piel para eliminar toxinas, contaminación, etc., para continuar con una hidratante por ejemplo para piel fatigada. En la zona de contorno de ojos, aplicar un tratamiento que nos ayude a descongestionar la zona”.