En la sociedad actual, tener los restos de tu familia en casa una vez pasada su muerte no está demasiado bien visto. Guardar personas momificadas en el salón parece algo más propio del protagonista de la película Psicosis que de una persona respetable. Ahora bien, hace unos 4.500 años esto era diferente, puesto que la conservación de huesos humanos se veía como una muestra de respeto y memoria, según un nuevo estudio de la Universidad de Bristol.

La investigación, publicada en la revista 'Antiquity', muestra por primera vez esta tradición entre los británicos de la Edad de Bronce. Thomas Booth, conductor principal del estudio, explica en un comunicado cómo el hecho de guardar restos humanos como una reliquia estaba más que aceptado en tiempos pasados: "Nuestros hallazgos pueden parecer espeluznantes o incluso espantosos según la convención de hoy, pero indican que existía una forma tangible de honrar y recordar a personas conocidas entre comunidades cercanas y generaciones de hace milenios", expresa.

Es más, según Booth, no hay que remontarse tan lejos para encontrar este tipo de relación entre los vivos y los muertos: "Incluso en las sociedades seculares modernas, los restos humanos se consideran objetos particularmente poderosos", indica el autor, que se ha encargado del trabajo de datación por radiocarbono de huesos antiguos.

Precisamente, dicha datación es la que ha permitido dar con este descubrimiento: "Encontramos que muchos de los restos parciales habían sido enterrados un tiempo significativo después de la muerte de la persona, lo que sugiere una tradición de conservar restos humanos", sentencia Booth.

Mejor en casa que en la tumba

Joanna Brück, profesora del departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, señala en el estudio cuáles eran las preferencias a la hora de conservar a los seres queridos: "Aunque se incluyeron fragmentos de hueso humano como ajuar funerario con los muertos, también se guardaron en las casas de los vivos, se enterraron debajo del suelo de las casas e incluso se exhibieron", escribe.

Para los investigadores, esto sugiere que la sociedad de la Edad de Bronce no veía los restos humanos con el mismo pudor con el que lo vemos hoy. Ahora bien, las propias indagaciones del estudio muestran cómo los británicos del pasado no seguían un orden uniforme en el trato de los restos.

"Algunos cuerpos habían sido incinerados antes de ser divididos, algunos huesos fueron exhumados después del entierro y otros simplemente habían sido dejados en el suelo para que se descompusieran", detalla Booth. Esto, según los autores, sugiere que "no existía un protocolo establecido" para el tratamiento de los cuerpos.

Este hallazgo ha supuesto toda una novedad en el conocimiento de los funerales antiguos. Según Booth, ya había pruebas de que las personas que vivían en el Reino Unido practicaban múltiples ritos funerarios —"hasta momificaciones", resalta—. Pero esta investigación ha mostrado que no solo había muertos en un contexto funerario, sino que los restos humanos se guardaban y circulaban "regularmente" entre los vivos. "Una muestra más de la extrañeza y la naturaleza incognoscible del pasado", expresa.

Un muslo humano hecho instrumento musical: los macabros usos de los restos

La Universidad de Bristol indica de quién eran los restos que solían guardarse y, según los datos del estudio, a veces eran realmente dispares: "Podrían ser quienes tenían una relación bien definida, ya fuera de familia directa, un comerciante, un amigo o incluso un enemigo", señala la entidad en el texto. La intención era conservar una reliquia para mantener viva su memoria: "Hasta para contar historias sobre ellos", certifica el doctor Booth.

Entre los múltiples restos que se han podido investigar, los conductores del estudio hablan de un caso especialmente llamativo. Cerca de Stonehenge, en el condado de Wiltshire (Inglaterra), dieron con los restos de un hombre que había sido enterrado con algunos de sus bienes más preciados. Entre ellos, uno resaltaba por encima de los demás: era un instrumento musical confeccionado a partir del hueso de un muslo humano.

"El artefacto estaba cuidadosamente tallado y pulido", explica la universidad en su comunicado. Se encontró junto a otros elementos, como hachas de piedra y bronce, una placa de hueso, un colmillo y un objeto ceremonial único con puntas. "La datación por radiocarbono de este instrumento musical sugiere que perteneció a alguien que esta persona conoció durante su vida", explican. Hoy, todos estos objetos se exhiben en el Museo de Wiltshire como curiosidades de la Edad de Bronce.