Los pacientes que reciban dosis de dos vacunas diferentes contra el COVID-19 pueden presentar más reacciones leves que aquellos a los que se les inocule dosis del mismo tipo de fármaco. Si bien, cabe destacar que los efectos adversos no aumentan su gravedad, sino que se trata de síntomas comunes, como el dolor de cabeza, la fatiga o la fiebre.
Así se desprende de un estudio preliminar publicado en 'The Lancet' sobre la reactogenicidad, es decir, las reacciones adversas que presenta el paciente vacunado. Su objetivo era conocer que si estos síntomas aumentaban al recibir dos dosis de dos preparados distintos.
Los expertos que llevaron a cabo dicha investigación, en su mayoría pertenecientes a la universidad británica de Oxford, han concluido que los 224 voluntarios que participaron el estudio y que recibieron dos dosis de distintas vacunas presentaron más síntomas leves. En total, en el estudio participaron 448 personas.
En concreto, un 34% de los participantes a los que se inoculó primero una inyección de AstraZeneca y después una de Pfizer presentaron episodios febriles. El porcentaje aumentó al administrar primero Pfizer y luego AstraZeneca, alcanzando el 41%. Estos datos disminuyeron en los pacientes que recibieron dos dosis de AstraZeneca o dos dosis de Pfizer. En el primer caso, solo el 10% presentó fiebre y en el segundo, el 21%.
Según el artículo mencionado, se presentaron datos similares para otros efectos leves, como los escalofríos, la fatiga, el dolor de cabeza, el dolor articular y/o muscular y el malestar. Si bien, cabe destacar que no hubo una sola hospitalización por los síntomas mencionados y la mayor parte se observaron 48 horas después de la inmunización.
En cuanto a los episodios de trombosis o episodios alérgicos graves, cabe destacar que este estudio preliminar recoge que entre los voluntarios que participaron en el estudio no se detectó ningún caso. Ni en los que recibieron dos preparados distintos ni a los que se inoculó Pfizer o AstraZeneca.
A pesar de lo pequeño de la muestra, hay que señalar que ni siquiera a los que se administró AstraZeneca presentó episodios de trombosis. Y es que, por ejemplo España está pendiente de la decisión de Sanidad de administrar o no las segundas dosis de este fármaco a los que ya tienen la primera, debido a los trombos registrados, que solo han sido 1 de cada 100.000.
Así las cosas, los expertos encargados de elaborar este informe concluyen que utilizar dos dosis de vacunas distintas para inmunizar a una persona frente al COVID-19 podría aumentar los efectos adversos, pero solo los leves y/o moderados. Es decir, el paciente puede presentar algún episodio febril, dolor de cabeza, fatiga o dolores musculares en mayor medida, pero no reportar sintomatología más grave.
Sí destacan que esta investigación no se ha dado por finalizada y se espera analizar a más sujetos más para ofrecer datos que sean más concluyentes. En este sentido, el pasado mes de marzo el Instituto de Salud Carlos III realizó una convocatoria para voluntarios que quisieran recibir una dosis de Pfizer y otra de AstraZeneca para evaluar los posibles efectos secundarios.