Tenias, lombrices, garrapatas, piojos, pulgas y otras plagas, la mayoría de los cuales son más conocidos por causar enfermedades en los seres humanos, ganado y otros animales. Pero los parásitos juegan un papel importante en los ecosistemas. Según el análisis global publicado en la revista 'Science Advances', la pérdida de estos parásitos alteraría drásticamente los ecosistemas.

Debido a que muchos parásitos tienen ciclos de vida complejos que implican pasar por diferentes especies de acogida, la diversidad de parásitos puede considerarse un signo de un ecosistema saludable, según subraya uno de los autores del trabajo, la doctora Anna J. Phillips, zoóloga de investigación y conservadora de la Colección Nacional de Parásitos de Estados Unidos en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsonian. "Tener parásitos es un buen indicador de que el ecosistema ha sido estable. Significa que el sistema tiene una diversidad de animales en él y que las condiciones han sido consistentes durante el tiempo suficiente para que se desarrollen estas complejas asociaciones", asegura la doctora.

A pesar de sus contribuciones críticas a los ecosistemas, los parásitos han llamado menos la atención de los biólogos de conservación que las criaturas más carismáticas. Hasta ahora, en gran medida han quedado fuera de los estudios sobre el cambio climático y sus impactos, tal y como añade el autor principal del estudio, Colin Carlson, estudiante graduado en el laboratorio de Wayne Getz en la Universidad de California en Berkeley, en Estados Unidos.

Para descubrir cómo es probable que el cambio climático afecte a la supervivencia de una amplia gama de especies de parásitos, Carlson y sus colegas recurrieron a colecciones de museos. La Colección Nacional de Parásitos de Estados Unidos, un extenso conjunto de gusanos, pulgas, piojos y otros parásitos, proporciona un registro amplio y profundo de las diferentes especies que hay en todo el mundo. La colección aún creciente comenzó en 1892 y ahora contiene millones de organismos.

La mayoría de las especies están representadas por muchos especímenes, lo que significa que los investigadores pueden usar los registros del museo para investigar las distribuciones geográficas de los organismos y predecir los cambios con el tiempo. Los registros de la Colección Nacional de Parásitos, de los Estados Unidos, se combinaron con información adicional de bases de datos especializadas que catalogaban garrapatas, pulgas, ácaros de plumas y ácaros de abejas para permitir un análisis global exhaustivo.

Antes de que pudiera comenzar su análisis, el equipo de investigación necesitaba saber exactamente el origen de cada espécimen para poder entender las necesidades de hábitat de cada especie. En los últimos años se ha convertido en estándar para identificar la ubicación original de un espécimen con coordenadas GPS en los registros de recolección, pero las ubicaciones asociadas con ejemplares más antiguos tienden a ser menos precisas.

Así que el equipo, que incluyó a 17 investigadores de ocho países, pasó años rastreando la fuente geográfica exacta de decenas de miles de especímenes de parásitos, agregando coordenadas GPS a su base de datos donde fuera posible. Esa información es esencial para este presente estudio y también ayudará en futuras investigaciones. Una vez que la información geoespacial estaba completa, podrían emplearse los datos para hacer predicciones sobre cómo se propagarán los parásitos a medida que cambia el clima de la Tierra. Utilizando las previsiones climáticas, los científicos compararon cómo las 457 especies de parásitos se verán afectadas por los cambios climáticos en varios escenarios.

El análisis determinó que los parásitos están aún más amenazados que los animales anfitriones de los que dependen. El modelo más catastrófico predijo que más de un tercio de las especies de parásitos en todo el mundo podría perderse en 2070. Los modelos más optimistas predijeron una pérdida de alrededor del 10 por ciento. "Tiene un impacto muy profundo en las tasas de extinción, pero incluso en el mejor de los casos, todavía estamos hallando grandes cambios globales", dice Carlson en referencia al cambio climático.

Los parásitos deben incluirse en los debates sobre la conservación y este estudio destaca su delicada posición en ecosistemas complejos, dicen los científicos. "Los parásitos definitivamente van a enfrentar un riesgo de extinción importante en los próximos 50 años, afirmó Carlson. Realmente, están tan amenazados como cualquier otro grupo de animales". Para compartir lo que han aprendido, el equipo creó una 'Lista Roja' digital de parásitos que identifica el nivel de amenaza de extinción de cada especie en su estudio.

Gran parte de la biología de la conservación se centra en una sola especie, pero es importante tener en cuenta el objetivo de la conservación de los ecosistemas en su conjunto. "Mientras existan organismos libres, habrá parásitos, pero el panorama de la biodiversidad de los parásitos en 2070 o más allá tiene el potencial de parecer muy diferente de lo que es hoy en día en base a los resultados de estos modelos", concluye Phillips.