SPOILER: NOSOTROS TENEMOS NUESTRAS DUDAS.

¿Puede un SUV eléctrico ser un coche de rallies? Opel opina que sí

Nos gusta que las marcas se la jueguen, que innoven, que no se queden en el sota, caballo y rey. Pero lo de meter un SUV en los tramos de rally es como llevar al Primark un esmoquin: puedes, pero no es su hábitat natural.

Opel Mokka GSE Rally

Opel Mokka GSE RallyOpel

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Opel ha presentado un concepto que parece sacado de un brainstorming con cervezas y algo más: un SUV eléctrico para rallyes. Se llama Mokka GSE Rallye y, aunque pueda sonar a chiste, el coche es real. Muy real. Tiene 280 caballos, un diferencial autoblocante, caja de cambios de competición y suspensión Bilstein preparada para comerse badenes… o tramos de tierra. Opel no ha venido a especular, ha venido a embarrarse.

Lo presentan como una especie de hermano mayor de su Corsa e-Rally, que compite en la ADAC Opel Electric Rally Cup, la primera copa monomarca 100% eléctrica del mundo. Pero aquí la cosa va más allá: esto no es un coche de escuela, sino una declaración de intenciones. Y aunque no han dicho ni mu sobre su peso final, mantener la batería de 54 kWh no ayuda precisamente a aligerar la fiesta.

Eso sí, en seguridad va sobrado: circuito de 400V, sistema de extinción con agente no conductor, sensores que cortan la corriente tras impactos fuertes, y hasta alarma visual y acústica si hay fallo de aislamiento. A nivel técnico, es una virguería. Pero ahora viene la pregunta que flota en el aire como el polvo tras un rasante: ¿realmente tiene sentido hacer un SUV de rallies eléctrico?

Rallyes con SUV: lo que nos faltaba por ver

Nos gusta que las marcas se la jueguen, que innoven, que no se queden en el sota, caballo y rey. Pero lo de meter un SUV en los tramos de rally es como llevar al Primark un esmoquin: puedes, pero no es su hábitat natural. El Mokka, con su silueta de crossover urbanita, parece más preparado para la cola del colegio que para los saltos de un rally en Finlandia.

Opel asegura que han aligerado el chasis y reforzado ejes, suspensiones y transmisiones. Todo correcto. Pero no olvidemos que un SUV parte con dos hándicaps claros: altura y peso. En un rally, cuanto más bajo y más ligero, mejor. ¿Tiene mérito adaptar un Mokka? Sin duda. ¿Es la mejor base posible para un coche de rallyes? Pues no lo parece, la verdad.

La sensación es que esto responde más a una estrategia de marketing que a una necesidad deportiva. Los SUV venden a patadas, y si Opel puede colarlos también en el mundo de la competición, refuerza su imagen sin necesidad de crear un modelo nuevo desde cero. Es como si quisieran decir: “Mira lo que puede hacer nuestro SUV eléctrico si le echas un par… de suspensiones Bilstein”.

Opel Mokka GSE Rally
Opel Mokka GSE Rally | Opel

Crítica camuflada en freno amarillo

Visualmente, el coche tiene su punto. Pinzas de freno amarillas delante, llantas a juego detrás y un capó negro con letras blancas y amarillas. Más que un coche de rallies, parece un crossover salido de Need for Speed edición Eindhoven. Y no es casual: debutó en el ELE Rally este 23/24 de mayo, con los colores de guerra bien marcados y la intención de llamar la atención.

Pero bajo ese envoltorio vistoso hay más mensaje que sustancia. Opel no ha revelado tiempos, pesos ni cifras de rendimiento real. Tampoco se sabe si esto va a pasar a producción o si se quedará como experimento de salón. Es decir, es más escaparate que herramienta de competición, al menos por ahora. Y eso, en el fondo, nos deja con hambre de algo más auténtico.

Lo cierto es que el Mokka GSE Rallye no viene a destronar al Yaris GR ni a hacer sombra a un Rally2, pero tampoco lo pretende. Viene a mostrar que hay vida (eléctrica) más allá del SUV de centro comercial. Y oye, aunque no huela a gasolina ni escupa fuego por el escape, si sirve para atraer a nuevos aficionados a los tramos… bienvenido sea.

¿Veredicto?

El Mokka GSE Rallye es tan sorprendente como cuestionable. Sorprendente por lo técnico, por el currazo que lleva dentro. Pero cuestionable porque no deja de ser un SUV eléctrico haciendo de coche de rallyes. Una paradoja con ruedas. ¿Funciona? Técnicamente, sí. ¿Enamora? Pues ahí ya entramos en gustos.

A los que crecimos viendo a los Impreza volando raso a 200 por hora, esto nos sabe a bebida isotónica sin gas. Pero a las nuevas generaciones, más conscientes del cambio climático y menos apegadas al rugido del motor, quizás les parezca el futuro. Y si Opel consigue que más chavales se enganchen a los rallyes gracias a esto, pues algo habrá hecho bien.

Eso sí, nosotros seguiremos prefiriendo un coche que huele a aceite caliente y ruge como una bestia vieja. Porque aunque el futuro sea eléctrico, el alma del rally sigue teniendo bujías.

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