UN ELEMENTO BÁSICO DE SEGURIDAD

La pieza olvidada que casi ningún conductor cambia... y no deberías mantener más de 100.000 km

La seguridad en nuestras carreteras depende de muchos más factores de los que pensamos, incluyendo el buen mantenimiento de los vehículos que circulan por ellas. Sustituir cuando es necesario los elementos de desgaste de nuestros coches es fundamental, pero hay componentes que casi todos los usuarios olvidan.

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La seguridad vial es una cuestión de estado: es necesario trabajar en conjunto para reducir a la mínima expresión las lesiones y las víctimas que se producen a consecuencia de los accidentes de tráfico, de ahí que se trabaje intensamente por parte de las diferentes administraciones para que la tendencia de reducción que estamos viviendo ya desde hace décadas se siga manteniendo. Sin embargo, no es suficiente con el trabajo de las administraciones, sino que nosotros como conductores y usuarios también contamos con un cierto grado de responsabilidad.

Hablamos, como no podía ser de otra manera, del comportamiento de nosotros como usuarios, y también de la responsabilidad que adquirimos cuando, como conductores, nos ponemos a los mandos de un vehículo que siempre necesita de cierto mantenimiento. No hablamos de sustituir el aceite y el filtro cuando toca (que también es necesario, claro) sino en sustituir otros elementos que, si bien cuentan con una vida útil mucho más larga, también necesitan ser sustuidos periódicamente.

El elemento que casi nadie cambia pero todos deberíamos

Una de esas piezas que, además, están más que olvidadas son los amortiguadores. Los amortiguadores son un componente vital en el sistema de suspensión de un automóvil, siendo su función principal la de absorber y disipar la energía generada al circular sobre las diferentes irregularidades del camino. Además, deben mantener el contacto de los neumáticos con la superficie de la carretera. Su vida útil es relativamente larga, aunque tienen un gran inconveniente de cara a la seguridad: su degradación es muy progresiva (salvo casos excepcionales) de manera que el conductor habitual del vehículo se acostumbra al deterioro paulatino de este elemento, haciendo que su sustitución se posponga en el tiempo mucho más de lo que sería recomendable.

La vida útil de los amortiguadores varía dependiendo del uso del vehículo, la calidad de las carreteras por las que se transita, el peso que tengan que soportar... son muchos los factores que intervienen en este proceso de degradación. Por lo general, se recomienda cambiarlos cada 100.000 km o cinco años, lo que ocurra primero, pero casi ningún conductor lo hace a tiempo.

Existen ciertas señales que indican que los amortiguadores necesitan ser sustituidos. Las más evidentes hacen referencia al comportamiento dinámico del coche: cuando el vehículo se balancea excesivamente al pasar por baches o al tomar curvas, cuando se produce una reducción en la eficacia de los frenos, cuando se filtran golpeteos, vibraciones o ruidos al habitáculo... es momento de realizar una inspección y prepararse para una más que posible sustitución de amortiguadores.

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