MCLAREN "MADURA"

McLaren se sube al tren de los coches "familiares" para competir con Porsche y Lamborghini

McLaren cumple con la historia: el más "cool" del cole está ahora casado y tiene familia.

Mclaren puede hacer crecer su gama más allá de los deportivos

Mclaren puede hacer crecer su gama más allá de los deportivosMcLaren Automotive

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Cuando uno piensa en McLaren, lo normal es que la mente viaje directamente, pues eso, a McLaren, a esos diseños afilados con motor en posición central, con puertas que se abren hacia arriba como si fueran las alas de un insecto cyberpunk y con un sonido que hace vibrar el estómago, los oídos, y de paso el alma. Es decir, en coches que parecen diseñados para la pista de pruebas de Top Gear más que para un atasco en la M-30. Pero resulta que la marca británica pasa por una realidad económica que no se soluciona vendiendo únicamente superdeportivos de capricho, vamos, que las pasa canutas y ha decidido hacer algo que hace diez años nos habría sonado a broma de mal gusto: preparar un coche con cuatro puertas y un enfoque mucho más utilitario de lo que jamás habríamos esperado de ellos.

La idea puede doler al principio, porque rompe con el romanticismo del supercoche puro, pero tampoco en nuevo. Ferrari ya hizo su primer cuatro puertas hace décadas, y lo hizo con el Purosangue hace poco, Lamborghini lleva tiempo exprimiendo el Urus como si fueran churros aunque sea un horror, y Porsche prácticamente se convirtió en una fábrica de Cayenne y Macan antes de seguir sacando 911 para mantener contentos a los puristas. Así que, ¿por qué McLaren iba a ser diferente? El dinero está en los coches “familiares” de lujo, aunque lo de familiar en este contexto signifique más bien tener espacio suficiente para llevar a dos críos con mochilas del cole sin manchar el Alcántara de lágrimas, mocos, y galletas trituradas.

Superdeportivo McLaren
Superdeportivo McLaren | McLaren

La necesidad de sobrevivir

La jugada no surge de un repentino ataque de generosidad hacia los conductores con familia numerosa, sino de una adquisición que ha cambiado el rumbo de la empresa. La cosa es que desde abril, McLaren pertenece a CYVN Holdings, que suena a chino pero es un grupo de inversión de Abu Dabi que también controla a Forseven, una startup británica de coches eléctricos, y que tiene metidas las manos en Gordon Murray Design y hasta un pedacito de Nio, los chinos de los eléctricos. Con semejante red de contactos y tecnología, los nuevos dueños han visto claro que seguir fabricando únicamente biplazas no es viable a largo plazo, por muy bonitos que sean.

El nuevo CEO, Nick Collins, no se ha andado con rodeos: hay que ampliar catálogo y hay que hacerlo ya (error clásico de los fabricantes, pero bueno). No será un coche eléctrico puro porque McLaren todavía no está lista para ese salto, pero sí tendrá hibridación y, de hecho, la mayoría de la gama pasará a ser híbrida en los próximos tres años. Esto no lo defienden como un capricho ecológico ni un guiño al futuro, sino como pura necesidad de mercado y de cumplir con normativas que cada vez asfixian más a las marcas de deportivos. Por eso, como sustituto del actual GTS, el plan es introducir en 2027 un modelo de cuatro puertas que nadie en McLaren se atreve todavía a llamar SUV, aunque todos sabemos que si camina como un SUV y se vende como un SUV… pues eso.

Lo interesante aquí es que, aunque a los puristas nos escueza, esta expansión podría dar oxígeno a la marca para seguir desarrollando superdeportivos de verdad, porque la realidad es que la caja registradora no les suena lo suficiente vendiendo unidades contadas de coches de más de 250.000 euros. En cambio, un “familiar” de lujo puede generar volumen, y con ese volumen se financiarían los proyectos que mantienen viva la esencia de McLaren. Vamos, que si quieres un sucesor espiritual del F1, más te vale que recen fuerte los compradores de coches con sillitas infantiles y chófer con sueldo de seis cifras. Según ellos. Por cierto, hubo otra británica que tuvo esta genia idea hace unos años. Era Jaguar.

McLaren presentaba recientemente su nuevo W1
McLaren presentaba recientemente su nuevo W1 | McLaren Automotive

El dilema de la pureza

Aquí aparece el eterno debate entre pureza y supervivencia. McLaren construyó su mito sobre coches que eran máquinas de precisión quirúrgica, obsesionadas con la ligereza y con unas sensaciones de conducción extremas. Meterse ahora en un coche de cuatro puertas, más alto, con más peso y con un público objetivo que probablemente valore más el equipo de sonido y la comodidad de los asientos traseros que el ángulo de ataque de la suspensión, suena como a traición. Es como si Ducati anunciara un scooter para ciudad: por mucho que se vendiera, costaría asimilarlo porque no sería Ducati.

Pero bueno, Gordon Murray, el genio detrás del McLaren F1 de los noventa, vuelve a estar implicado a través de su empresa de ingeniería, así que el mismo hombre que creó uno de los deportivos más radicales de la historia podría acabar echando una mano en un coche que lo mismo se usa para llevar a los niños a la guardería. Si lo pensamos bien, quizá eso sirva de garantía de que, aunque se trate de un “utility-style vehicle” (SUV para los no entendidos), tendrá algo más de personalidad que la media.

Conviene no olvidar que la clientela de estos coches no suele ser gente que tiene que elegir entre pagar la hipoteca o comprar un SUV deportivo. Es un público con varias plazas de garaje, capaz de tener un McLaren “familiar” para la vida diaria y un 750S para desatar la locura el fin de semana, y si de paso se pican con el vecino que tiene un Urus o un Cayenne Turbo GT, mejor todavía. La competencia entre millonarios también mueve mercado, y McLaren quiere probar suerte.

McLaren Artura
McLaren Artura | McLaren

Una jugada arriesgada, pero con su propia lógica

Lo que está claro es que McLaren no lo tiene fácil porque llegan tarde a un segmento que ya está muy explotado, con rivales que llevan años perfeccionando la fórmula y con la consecuencia asegurada de perder parte de su aura de exclusividad. Si lo hacen mal, puede convertirse en un lastre que manche la imagen de la marca; pero si lo hacen bien, puede ser el salvavidas temporal que les permita seguir existiendo.

El plan de desarrollarlo en casa y sin depender de plataformas prestadas, habla de cierta ambición, pero también, de inteligencia. No quieren simplemente rebautizar un producto de otro, quieren algo propio, y eso suena al menos esperanzador porque los librará de los típicos rebranding que acumulan fallos a porrillo (como Volkswagen con Ford). Aunque no lo llamen SUV, aunque lo disfracen de gran turismo elevado o de híbrido con cuatro puertas, el concepto está ahí: un coche más práctico, menos radical y mucho más vendible en la teoría.

McLaren se sube al tren al que ya se han subido todos los demás. Quizá lo hagan tarde, quizá lo hagan a regañadientes, pero lo hacen porque no ven otra salida, y si con ello consiguen que sigamos viendo McLaren de verdad en los próximos años, tal vez haya que aceptar que incluso las leyendas necesitan de vez en cuando un coche “familiar” para sobrevivir.

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