LO BUENO Y LO MALO
Coche eléctrico: mitos que debes dejar atrás antes de comprar uno
Los coches eléctricos están de moda. Para algunos, son el futuro inevitable; para otros, una estafa con enchufe. En medio del ruido mediático, lo cierto es que hay muchas cosas que se dicen (para bien y para mal) que no se sostienen.

- [[LINK:INTERNO|||Article|||686d6e477590cb00073ce02b|||El futuro es eléctrico… pero con nostalgia y alerones]]
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Los coches eléctricos están de moda. Para algunos, son el futuro inevitable; para otros, una estafa con enchufe. En medio del ruido mediático, lo cierto es que hay muchas cosas que se dicen (para bien y para mal) que no se sostienen del todo. Así que vamos a hablar claro: ¿cuántas de esas ideas son erróneas? ¿Cuántas están directamente maquilladas? ¿Y cuántas se basan en sesgos que nadie quiere reconocer?
Aquí no vas a encontrar promesas verdes ni demonización sin datos. Lo que sigue es un repaso honesto, riguroso y con los pies en la tierra sobre lo que realmente significa tener un coche eléctrico hoy, en el mundo real. Tanto si estás pensando en dar el salto como si solo quieres entender por qué todo el mundo habla de ellos, este artículo es para ti.
Vamos a separar los hechos de las películas. Sin excusas. Sin paños calientes. Y con la lupa puesta donde muchos prefieren no mirar.
"Los eléctricos se averían más"
Este mito depende muchísimo de a quién preguntes. ADAC, el mayor club de automovilistas de Alemania, asegura que los coches eléctricos sufren menos averías que los de combustión, principalmente porque tienen menos piezas móviles y menos mantenimiento preventivo. Un motor eléctrico es más simple, no tiene cambios de aceite, ni embrague, ni correas.
Pero en EE. UU., Consumer Reports ha publicado que los EV tienen más del 40 % de problemas adicionales respecto a coches de gasolina, en gran parte por los sistemas electrónicos, asistentes nuevos y software inestable en modelos recientes. También señalan que la fiabilidad mejora año tras año conforme maduran los modelos.
Así que no es blanco ni negro. Hay eléctricos muy fiables (Tesla Model 3, Kia EV6…), pero también algunos con fallos tempranos. Si compras nuevo, el riesgo es mayor. Si compras un modelo ya probado, probablemente fallará menos que un térmico.

"Se incendian con más facilidad"
Esta afirmación suena escandalosa, pero los datos no la respaldan. Los coches eléctricos tienen menos incendios por cada 100.000 vehículos que los de gasolina. Esto lo confirman tanto aseguradoras como cuerpos de bomberos independientes. Las baterías de litio pueden ser delicadas, pero están protegidas con sistemas activos y pasivos de seguridad.
Lo que sí es cierto es que, cuando un eléctrico se incendia, apagarlo puede ser más complicado. Las baterías pueden reactivarse si no se enfrían correctamente, y eso exige más medios técnicos. Pero eso no significa que se incendien más, sino que el proceso de extinción es distinto.
En resumen: no, los coches eléctricos no son bombas rodantes. Y no, no se prenden fuego con más frecuencia. De hecho, tienen mejores estadísticas que muchos térmicos en este aspecto. Otro mito fuera.
"Te vas a quedar tirado sin batería"
Este es uno de los mitos más repetidos, y también de los más incompletos. La autonomía media actual ronda entre 300 y 500 km, más que suficiente para los trayectos diarios. Si tienes punto de carga en casa, te despiertas cada mañana con el "depósito lleno", sin necesidad de repostar en ningún sitio.
Pero ojo: eso solo vale si tienes garaje propio. Más del 60 % de la población urbana en ciudades como Madrid o Barcelona no tiene plaza de garaje, y, por tanto, no puede cargar en casa. Esa gente depende de puntos de recarga públicos que muchas veces están ocupados, averiados o tienen penalizaciones por exceso de tiempo.
Así que sí, la autonomía puede ser más que suficiente… si puedes cargar de noche. Para los demás, el coche eléctrico sigue exigiendo planificación, tiempo y suerte con los cargadores. No es tanto un problema de batería como de acceso.

"Son más baratos de mantener y cargar"
Este mito es en gran parte cierto, pero con trampa. El mantenimiento de un eléctrico cuesta hasta un 50 % menos: adiós a los cambios de aceite, filtros, correas, caja de cambios y otras piezas típicas del térmico. Además, frenan más con el motor (regenerativo), lo que alarga la vida de pastillas y discos.
En cuanto a cargar, si lo haces en casa por la noche y tienes tarifa valle, te puede salir a 2 o 3 euros cada 100 km. Es decir, bastante más barato que la gasolina. Pero en cargadores públicos rápidos, el precio puede subir hasta igualar o superar al combustible fósil. Y además, muchos cargadores penalizan si no retiras el coche tras cargar.
Por tanto, sí, es más barato… si puedes cargar en casa. Si no, puedes acabar pagando incluso más, y con más quebraderos de cabeza. Otra vez, el contexto lo es todo.
"Contaminan más por culpa de las baterías"
Este mito ha sido desmentido por todos los estudios serios que no tienen un enchufe detrás. Sí, fabricar la batería de un coche eléctrico contamina más que fabricar un motor térmico, eso es cierto. Pero esa diferencia se compensa en los primeros 30.000 a 50.000 km de uso gracias a la mayor eficiencia del motor eléctrico.
Además, a medida que la red eléctrica se descarboniza (menos carbón, más renovables), la diferencia se amplía. En España, por ejemplo, un eléctrico emite entre un 60 % y un 80 % menos CO₂ a lo largo de su vida útil que uno de gasolina, incluso usando la red actual.
Así que no, los eléctricos no contaminan más "porque la batería contamina al fabricarla". Esa cuenta no cuadra, salvo que hagas 15.000 km y luego tires el coche por un barranco.

"Todo el mundo puede tener uno"
Este es el sesgo estructural más grande y más invisible. Todos los estudios optimistas sobre el coche eléctrico se basan en gente que tiene garaje privado y punto de carga. Esa gente existe, claro. Pero la mayoría de ciudadanos urbanos no tiene esas condiciones, y eso lo cambia todo.
Tener un coche eléctrico sin poder cargar en casa es como tener un móvil sin cargador: técnicamente útil, pero incómodo, ineficiente y frustrante. Si encima dependes de cargadores públicos, y vives en un barrio donde hay tres para todo el distrito, olvídate de que sea práctico.
El coche eléctrico sigue siendo una opción viable para una parte privilegiada de la población, pero no para todos. Mientras eso no se resuelva, seguirán siendo una solución parcial, no universal.
Ni apocalipsis, ni paraíso
¿Cuántas cosas erróneas se dicen sobre el coche eléctrico? Bastantes. Algunas son directamente falsas, como que se incendian más o que contaminan más por culpa de las baterías. Otras están desfasadas, como la idea de que no sirven para trayectos largos. Hoy en día, la mayoría de modelos ya ofrece autonomías suficientes para cubrir sobradamente las necesidades diarias y muchos viajes, siempre que se planifique un mínimo.
Después están los mitos maquillados, que son los más peligrosos. El ahorro en carga y mantenimiento existe, sí, pero solo se cumple en condiciones concretas: cargando en casa y con acceso a tarifas favorables. Lo mismo pasa con la tranquilidad de uso. Quien tiene enchufe propio no piensa en ello, pero quien depende de cargadores públicos sigue viviendo pendiente del cable. La experiencia de usuario cambia mucho según dónde vivas y cómo vivas.
Y finalmente están los sesgos que casi nadie menciona. No todo el mundo tiene garaje, ni posibilidad de instalar un punto de carga, ni una red pública fiable a mano. Sin embargo, muchos de los discursos que rodean al coche eléctrico asumen justo lo contrario. Por eso, antes de lanzarse de cabeza, conviene mirar más allá del escaparate. El eléctrico tiene ventajas claras, pero también limitaciones que no se arreglan con entusiasmo ni con subvenciones, y eso, hay que decirlo.
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