La Fórmula 1 y el Espíritu de Montjuic

Hoy, gracias al cariño que sienten los mayores por el automovilismo, se puede revivir esa filosofía que movía la Fórmula 1 en otro tiempo… Eventos como el del Espíritu de Montjuic te ayudan a estudiar historia sin necesidad de acudir a los libros. Los años del 60 al 2000 fueron los mejores 40 años del automovilismo… Los pilotos como Verstapen no hubieran pilotado en la actualidad. Aquellos monoplazas exigían otra preparación, otro carácter… Poder ver de cerca un Lotus, como el de Jack Ix, es todo un privilegio. Eran verdaderas máquinas de competición. La tecnología era otra, aunque siempre, lo más sofisticado para la época. Su motor era una locura. El interior un pequeño espacio en el que trabajar al límite… Eran otro tipo de coches… Y las diferencias entre escuderías muchas. En aquella época los coches eran muy distintos, no sólo por los colores, sino por la forma. La inventiva era mayor porque había que descubrir nuevos caminos. Estos Fórmula 1, pese a ser clásicos han evolucionado en diferentes aspectos para que así sigan siendo operativos. Cada uno de ellos cuenta con un pasaporte expedido por la FIA en el que se controla varios elementos, pero sobre todo, los que atañen a la seguridad. El mantenimiento es la clave para que hoy podamos seguir disfrutando de ellos. Normalmente si un coche está bien restaurado se revisan cada dos años y el motor cada 700 millas…Pero pese al cariño que les tienen sus propietarios, una vez que se ponen el mono y bajan la visera, luchan por ganar… Y el sonido de esos motores te permite vivir de cerca el encanto de otra época. Que nadie piense que vamos despacio… La Fórmula 1 histórica tiene su propio calendario… Visita circuitos míticos de Europa… El compañerismo era y es la norma. La relación entre los equipo era diferente. Hoy es todo más frio y cuando algo se rompe, no se repara. Mecánicos de todo y nada se tira.El mayor avance, se encuentra en las medidas de seguridad de los circuitos que acogen a estos clásicos… Porque son coches que no están pensados para pasear, sino para competir.