Lo de compartir los décimos hay que atarlo bien. Ya lo ha advertido en numerosas ocasiones la abogada Beatriz de Vicente. Las condenas entre personas que han compartido mal sus décimos no son precisamente pocas. Una de ellas se remonta a 2013 en San Isidro (Tenerife). Dos amigos estuvieron jugando a las tragaperras toda la noche y ganan el especial. Decidieron comprar la Lotería de Navidad y siguieron en racha. El décimo fue premiado con 125.00 euros. Uno de ellos fue a cobrar el décimo.

"Cuando llegué al sitio me dijo que el número no era mío y que era de él porque yo no había firmado nada. El banco se lo pagó y se quedó con todo el dinero", cuenta el afectado a Más Vale Tarde. El juzgado le condenó a un año y medio de prisión por apropiación indebida. También tenía que repartir el premio. Pero diez años después, la persona que tendría que haber cobrado el décimo sigue sin ver un euro del galardón.

Así, explica que el Tribunal Supremo ratificó la sentencia y él se declaró insolvente. "Está cumpliendo cárcel y yo nunca he visto un duro", desvela. Otro de los casos nos lleva a Benidoleig (Alicante). Estaban en juego 1.170.000 euros. Un grupo de amigos, que compraba siempre un décimo durante quince años, encarga a una persona del mismo que lo compre. Ella reparte los décimos comprados, pero se queda con un premio especial a la franja. Los demás le denuncian y ellas es condenada en primera instancia por apropiación indebida, al quedarse con un millón de euros. Sin embargo, el Supremo le absuelve en 2019 al entender que ella tenía derecho a quedarse con ese décimo porque no estaba bien pactada la franja, la cuota que temía que llevarse cada uno.

Algo parecido ocurrió en Lugo en 2014, cuando estaban en juego el Gordo a un décimo sin impuestos (320.000 euros). Jugaban a medias dos señoras y una de ellas lo perdió. La segunda lo encontró y lo cobró, pero el décimo tenía pintado el nombre de la otra, que no consiguió borrar. La otra mujer logró ganar el juicio por apropiación indebida. La primera jugadora fue condenada a devolver el premio gracias a la prueba caligráfica.