Cuando llega el verano siempre nos hacen las mismas advertencias, especialmente con las referentes a los cuidados de tomar el sol sin la correcta protección, como con los golpes de calor y deshidrataciones, haciendo hincapié en niños y personas mayores. Y es que las altas temperaturas y el mayor número de horas de sol nos traen muchas alegrías, pero también, si no tenemos cuidado, pueden traernos problemas si no estamos alerta.

Otras de las consecuencias de las altas temperaturas es que sudamos mucho más como forma de regular nuestra temperatura corporal. Nada destacable salvo que es un punto de pérdida de agua que, junto con una ingesta de líquidos disminuida, puede hacer que nuestra orina sea demasiado espesa. ¿Qué consecuencias puede traer esto? La aparición de las famosas “piedras en el riñón”, también conocidas como litiasis renal.

De hecho, según declaraciones al portal Infosalus de la Doctora Patricia de Sequera, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, todos somos susceptibles de que nos aparezcan piedras o cálculos en el riñón. De hecho, es un problema muy frecuente que puede afectar entre el 5 y el 10% de la población antes de que cumplamos los 70 años.

No es solo cosa de mayores, los niños también pueden padecerla, aunque es verdad que suele ser menos frecuente. Los niños que lo padecen suelen quejarse de dolor de vientre de forma habitual, dolor al orinar o, incluso, pueden aparecer rastros de sangre en la orina. Aunque suelen se casos con antecedentes familiares, con tendencia a que se les formen pequeñas piedrecillas en el riñón.

Por este motivo, en verano, es importante que la cantidad de orina que produzcamos sea elevada para disminuir la concentración de las sales que hay disueltas, disminuyendo así la probabilidad de que se acumulen, se agreguen y acaben formando piedras. En esta época, si bebemos poca agua, pero sudamos mucho, el riñón trata de ahorrar agua quitando agua a la orina, de ahí que salga más amarilla. Debemos intentar conseguir que, en general, la orina salga clara, consiguiéndolo con una ingesta de líquidos adecuada.

Esto es algo en lo que no solemos reparar en estas fechas, y, como vemos, debe ser algo a añadir a nuestra lista de precauciones ahora que aumenta el calor. Por ello, para evitar que el riñón nos amargue las vacaciones, para empezar, debemos hidratarnos bien. ¿Cuánto? Ya lo hemos visto, la cantidad suficiente de agua como para que nuestra orina salga clara. Hemos dicho agua, porque otras bebidas pueden aumentar la cantidad de sales en la orina y nos obliguen incluso a beber mucha más agua para evitar las piedras.

También influye la alimentación. Una dieta correcta, sin abusar de la sal, las proteínas animales ni los dulces también nos ayuda a evitar las piedras en el riñón. De hecho, no solo se trata de la cantidad de agua que tiene la orina, sino también de la cantidad de sales minerales que tiene que expulsar. Por ello, una dieta correcta, basada en alimentos vegetales, grasas cardiosaludables y proteínas magras, también nos ayuda a evitar este problema.

Por último, en caso de que el problema aparezca, ir a nuestro médico para que nos de consejos específicos para nosotros, ya que no todas las piedras son iguales ni tienen la misma composición, por ello, no intentemos “mitigar” nosotros el problema con trucos caseros o lo que nos ha comentado la vecina que le fue muy bien. Si no estás convencido, pregunta a alguien que haya padecido el problema, ya que expulsar estas piedras puede llegar a ser muy doloroso.