Podría haberles hecho una peineta, pero no. Podría haber dicho que tiene trabajo, pero no. Podría haber concedido una entrevista incendiaria después de que le culparan de los pésimos resultados de las elecciones generales, pero no. Génova se ha visto obligada a recurrir a Mariano Rajoy para la campaña de las municipales y autonómicas.

Han cambiado las tornas. Para esta nueva cita con las urnas ha desaparecido José María Aznar porque, según dicen, está de viaje. Adiós a la derecha. A Rajoy le han llegado peticiones de toda España con el fin de que se acerque a pedir el voto. Hola al centroderecha. En cambio, en la mayoría de Comunidades Autónomas, a Pablo Casado no le quieren ni ver. Y es que el actual líder del PP está haciendo cosas verdaderamente sorprendentes. Probablemente, lo más razonable que ha dicho en los últimos días es lo siguiente: "No sé si estamos en el centro, en el mediopensionista, en la derecha o en el centroderecha. Me da igual".

No lo sabe él y no lo sabe nadie. Porque, en función del día, está en un sitio. Este domingo estaba en la portada de 'El Mundo' demostrando que se encuentra en otro mundo. Casado no hace nada de autocrítica. Asegura que "la campaña fue un acierto". ¿En serio? Entonces, ¿por qué ha echado a Javier Maroto como director de esa campaña tan acertada?

"Mi único error –añade Casado- fue no ver que el rival de VOX y Ciudadanos era el PP y no el PSOE". ¿En serio? ¿Ese fue el único error? ¿Pretende convencernos ahora de que su campaña no fue una loca carrera para quitarle votos a Santiago Abascal? Estaba compitiendo con VOX, claro que sí. Y es preocupante que en el PP lo sepan todos menos él. Por eso le acusan de haber abandonado el centro. No por otra cosa.

Sabe que hubo más errores. Por ejemplo, la confección de las listas. Por ejemplo, su sumisión al aznarismo. Y lo sabe porque lo ha corregido. Ahora, los que no se atrevieron a llevarle la contraria antes de las elecciones generales, sí invitan a Rajoy a los mítines. Ahora, una de las personas más maltratadas por su propio partido, es la que tiene que acudir a hacerles el boca a boca.

El expresidente del Gobierno ha sido noticia estos días por un artículo que ha escrito en homenaje a Alfredo Pérez Rubalcaba. Era muy sentido, pero también era toda una reivindicación personal: "Pertenecía a un modelo de político ahora en desuso. Ni vivía obsesionado por la imagen ni se perdía por un regate cortoplacista. Sabía mirar más allá del próximo cuarto de hora y contaba con un discurso sólido que merecía ser escuchado…".

Casado puede creer ahora que él está para quedarse cuatro años y que no puede hacer milagros. Pero como el PP se dé un batacazo el 26M y no consiga mantener Madrid, el que va a tener que pedir ayuda divina es él. Han conseguido hacer bueno a Rajoy, que ahora rema sin poner peros, sin un comentario más alto que otro. Eso es digno de mención porque, como él decía, "somos sentimientos y tenemos seres humanos". Fin de la cita.