Alberto Núñez Feijóo se presenta a las elecciones de Galicia sin rastro del logotipo del PP. Él va a apostarlo todo a su propia marca. Si mantiene la mayoría absoluta, será su victoria única y exclusivamente. Y si la pierde, será su derrota y probablemente, el inicio de su fin. Porque el PP que representa Feijóo es un PP que no cuadra con lo que esas siglas simbolizan en la era de Pablo Casado.

El partido en Galicia es aquel que no quiere oír hablar de VOX. De hecho, no se parecen en nada. Es aquel que pasea a Rajoy, no a Aznar, por todas las plazas. Es ese partido al que Génova no puede doblegar, frente a lo que ha pasado, por ejemplo, en el País Vasco. Es aquel que está liderado por una persona que gana elecciones, en contra de lo que hace Casado, y que puede hacer sombra políticamente hablando al Presidente nacional.

Nadie duda de que Feijóo posee una consistencia política infinitamente más sólida que la de aquellos que ahora mandan en Génova. Es, en definitiva, un líder al que no votan solo los de derechas, como sí le pasa a Pablo Casado. En el PP saben que Feijóo estuvo a punto de dar el salto para liderar el proyecto nacional. De hecho, cuentan que si Albert Rivera le hubiera dado al PSOE la Comunidad de Madrid y fruto de ese pacto hubiera conseguido la alcaldía para Ciudadanos, los críticos habrían llamado a la puerta de Casado.

El Presidente de la Xunta siempre ha negado públicamente sus aspiraciones fuera de Galicia. Ahora lo volverá a hacer durante la campaña electoral. Y entre lágrimas, seguro. En las últimas horas, de hecho, ha recordado que pudo ser Consejero de otra Comunidad Autónoma y dijo que no, que Rajoy le ofreció ser Ministro y dijo que no, que Casado le ofreció ser vicepresidente del PP y dijo que no. "Quería ser Presidente de Galicia (…) Cumplo con mi palabra y lo demuestro porque hoy estoy aquí, en Galicia", ha señalado Feijóo.

A veces pareció que se le ponía cara de Susana Díaz. No ha hecho más que amagar con hacer las maletas a Madrid para después hacer de su paso atrás una virtud. Quizá el día en el que de verdad tenga agallas, ya no tenga el peso interno que tiene ahora. Hasta entonces, se puede leer mucho entre sus líneas. En el último mitin de precampaña, este domingo, Feijóo empezó así: "Gracias al Presidente Rajoy. Este es tu partido: el PP de Galicia". Es lo único que queda de su partido. El PP de Casado es muy distinto. Y por eso han desaparecido las siglas, porque restan. Ya lo hizo el PP vasco en las anteriores elecciones. Tampoco eran de la cuerda de la actual dirección.

Del futuro de Feijóo depende en parte la carrera política de Casado, pupilo de Aznar. Si retiene la Presidencia de la Xunta con mayoría absoluta, seguirá siendo para los suyos un referente, un líder. Para Génova, será un quebradero de cabeza, porque Feijóo hará lo que le dé la gana. Si las elecciones le dan un resultado que no le permita gobernar o que le obligue a depender de socios que él considera poco deseables, Casado verá el camino despejado para liderar el PP hasta el infinito y más allá. Se tienen más ganas de lo que parece.