El párkinson es una neurológica que afecta a más de 140.000 personas en España y los primeros síntomas pueden aparecer hasta 10 años antes de que se aparezca como tal la enfermedad. Los síntomas motores son los más característicos, pero no únicos. Sin embargo, ahora, un estudio español, de la Sociedad Española de Neurología (SEN) concluye que los síntomas pueden diferir según el sexo.

Así y según este trabajo, integrado en el proyecto COPPADIS, impulsado por el Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento (GETM) de la SEN y que acaba publicarse en la revista 'Journal of Clinical Medicine', "el párkinson no afecta de igual forma a hombres y mujeres: existen importantes diferencias en los síntomas según el sexo porque influye en los mecanismos de esta enfermedad".

En estas diferencias parecen estar implicados diferentes factores como son los genéticos, los hormonales, los neuroendocrinos y los moleculares. "Y debido a esto, ya sabemos que la incidencia y prevalencia de la enfermedad de Parkinson es entre 1,5 y 2 veces mayor en hombres que en mujeres y también que el inicio de la enfermedad en mujeres es ligeramente más tardío", explica el Dr. Diego Santos, neurólogo, miembro del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN y autor principal de este reciente trabajo.

Párkinson: diferencias en los síntomas entre hombres y mujeres

De este modo, y según han concluido los investigadores de este estudio que es el primero realizado en España en el que se analizan las diferencias por sexo en la enfermedad de Párkinson son los siguientes.

Los síntomas que son más frecuentes y severos en mujeres son

  • Depresión
  • Fatiga
  • Dolor

Los síntomas que son más frecuentes y severos en los hombres son:

  • Hipomimia (disminución en la expresión facial)
  • Problemas del habla
  • Rigidez
  • Hipersexualidad

Por otra parte, y sobre todo a corto plazo, los hombres con enfermedad de Parkinson muestran una mayor tendencia a desarrollar una mayor discapacidad relacionada con los síntomas no motores de la enfermedad. Y las mujeres, por el contrario, ven más afectada su capacidad funcional para realizar las actividades de la vida diaria y su percepción de pérdida de calidad de vida es también mayor en ellas.

Otra diferencia significativa que muestra el estudio es que "las mujeres reciben, en general, dosis más bajas de medicación específica -aunque ajustando la dosis por el peso, no se observan diferencias entre ambos géneros-, pero ellas en cambio consumen más antidepresivos, benzodiazepinas y analgésicos con mayor frecuencia.

Por último, otras diferencias que merece la pena destacar es que tal como apunta el doctor Santos, "hemos observado que las mujeres tienen más probabilidades de vivir solas, que tienen un menor nivel educativo, que consumen más fármacos para otras enfermedades, o que tienen más riesgo de padecer depresión -casi el doble que los hombres. Por el contrario, ciertos hábitos nocivos (como el tabaquismo y consumo de alcohol) son significativamente más frecuentes en varones".

De este modo, "creemos que es importante conocer todas estas diferencias, porque conseguiremos adaptar mejor los tratamientos, predecir mejor sus resultados y, en general, mejorar la atención de nuestros pacientes si se tienen en cuenta las diferencias que existen en la progresión de la enfermedad de Parkinson por sexo y las distintas necesidades individuales y sociales", concluye el doctor.

Síntomas de la enfermedad de Parkinson: motores y no motores

Recordemos que, tal como explicó a laSexta.com Dr. Santos, en este artículo dedicado a la enfermedad de Parkinson, con motivo de su Día Mundial que se celebra cada 11 de abril.

Así, los síntomas generales de esta enfermedad se dividen fundamentalmente en dos. Por un lado, los síntomas motores que son los más característicos y significativos de la enfermedad (si no hay síntomas motores no puede haber un diagnóstico como tal de enfermedad de Párkinson).

Estos son sobre todo la lentitud y la rigidez de movimientos, alteraciones en la marcha y del equilibrio y el temblor (este síntomas que se presupone el más característico no lo es como tal, pues hasta en el 30% de los casos no hay temblor.

Por otro lado, estarían los síntomas no motores que los más característicos serían la fatiga, el dolor, la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, los problemas cognitivos o el estreñimiento.

Es importante consultar cuanto ante estos síntomas, cuanto antes mejor. Ya que un diagnostico precoz facilita el tratamiento y la relentización de la enfermedad. Cuanto antes se empiece un tratamiento lo más personalizado posible en cada caso (existen tratamientos farmacológicas y terapias rehabilitadoras para tratar los síntomas) mejoran la progresión de la enfermedad así como la calidad de los síntomas. Porque aunque este enfermedad no tenga cura, con un tratamiento adecuado es posible tener una buena calidad de vida.