En España, unas 55.000 personas tienen Esclerosis Múltiple (EM) y cada año se diagnostican unos 2000 casos nuevos. El diagnóstico precoz de esta enfermedad neurológica es clave, porque no tiene cura pero sí tratamientos que ralentizan su progresión, y mejoran y palían sus síntomas.

"Los primeros síntomas suelen aparecer en edades jóvenes, entre los 20 y 40 años de edad, y es más frecuente en mujeres que en hombres: la incidencia es de tres veces más en ellas", afirma a laSexta.com el Dr. Lluís Ramió i Torrentà, neurólogo del Hospital Universitario de Girona Doctor Josep Trueta y del Hospital de Santa Caterina y colaborador de la Fundació Esclerosi Múltiple (FEM).

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune caracterizada porque se daña o destruye la mielina (la capa que recubre las fibras nerviosas) produciendo problemas de comunicación entre las neuronas.

Así y como explica la Sociedad Española de Neurología (SEN), con motivo del Día Nacional de la Esclerosis Múltiple (18 de diciembre), "puesto que puede verse afectada cualquier parte del sistema nervioso central, los síntomas son muy variados; de hecho, se la conoce como la enfermedad de las mil caras.

A pesar de esto, podemos indicar que los síntomas más frecuentes serían los siguientes, tal como enumera el doctor Ramió:

  • Problemas de visión: visión doble o borrosa, o no ver bien los colores, sobre todo el rojo y el verde. Se suelen ver como más pálidos o con menos contraste.
  • Hormigueos y pérdida de sensibilidad en los brazos y en las piernas.
  • Pérdida de fuerza y agilidad tanto de los dedos, como en los brazos y piernas.
  • Problemas de coordinación y de equilibrio.

Otro síntoma menos frecuente pero muy distintivo también es notar como una descarga cuando bajas o mueves el cuello. "Esto es un signo muy característico que puede indicar una lesión", añade el neurólogo.

Estos síntomas aparecen de forma progresiva a lo largo de unos días o semanas, insiste el experto. "Es decir, que no es algo repentino, sino que aparece de forma progresiva a lo largo de los días".

Así es importante, acudir al médico para consultar y descartar cualquier enfermedad. Porque, en el caso de que sea esclerosis múltiple, cuanto antes tengamos un diagnóstico, antes se empezará un tratamiento -personalizado en cada paciente-, algo clave para la evolución y el pronóstico de la enfermedad.

Cuanto antes se llegue al diagnóstico y al tratamiento, mejor

Lo más importante es llegar a un diagnóstico. Pues cuanto antes se empiece el tratamiento mucho mejor. "Hay una frase que se suele decir mucho en la enfermedad de ictus, pero que también es aplicable a la esclerosis múltiple que es: tiempo es cerebro", indica el doctor Ramió.

Es importante prevenir la aparición de nuevos síntomas y que haya más deterioro. Y es que debemos tener en cuenta que "la esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, que no tiene cura, y que tiene tendencia a la progresión, al cúmulo de lesiones y discapacidad física o psíquica. Por tanto, los tratamientos disponibles están dirigidos a modificar la evolución de la enfermedad y a mejorar sus síntomas.

En este sentido, es importante destacar el curso tan variable que tiene la enfermedad en los pacientes. "Aunque se pueden dar casos en los que la enfermedad se muestra con una progresión continua desde el inicio, en un 85% de los casos, la esclerosis múltiple se presenta en forma de brotes", explica la Dra. Ana Belén Caminero, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN.

Estos brotes - explica la experta- se producen por la aparición de una nueva lesión en la mielina de alguna zona del cerebro y/o la médula espinal y éstos pueden durar desde días a semanas, dejar o no secuelas y provocar grados variables de discapacidad. Y, con el paso de los años, hasta un 40% de los pacientes pueden desarrollar una forma progresiva de la enfermedad.

Por ello, los tratamientos son fundamentales. Además, tal como comenta la doctora, "afortunadamente, en las últimas décadas, se ha progresado mucho en el tratamiento de esta enfermedad, lo que ha permitido que un porcentaje muy significativo de pacientes tengan ya una situación funcional mucho más favorable y una mejor calidad de vida tras varios años desde el diagnóstico de la enfermedad".

Y esto es así porque -añade- "los nuevos fármacos pueden hacer que casi el 90% de los pacientes no desarrollen nuevos brotes, al menos durante 2 años (tiempo evaluado en los ensayos clínicos). Y además, está previsto que en los próximos meses se aprueben nuevos tratamientos cada vez más efectivos. Aún así, todavía queda mucho por hacer y por investigar en la lucha contra esta enfermedad".

Pero además de la parte farmacológica, existen también tratamientos y terapias físicas o rehabilitadoras con el fin de ayudar a los pacientes, según los síntomas que presenten, a mejorarlos y a aumentar por tanto, su calidad de vida: logopedia, deporte, fisioterapia... y por supuesto, atención psicológica.

Por último, cabe destacar también el papel tan importante que tienen las asociaciones de pacientes, como es por ejemplo la ya citada Fundación Esclerosi Múltiple (FEM), que tienen el fin no solo de informar sino acompañar y de mejorar la calidad de los pacientes. "Hacen una labor muy importante porque acompañan a los pacientes y los empoderan para que sean cada vez más autónomos, en el manejo de su enfermedad", concluye el doctor Ramió.