Pediatría
Los pediatras destierran 5 mitos sobre los ahogamientos infantiles, la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años
¿Por qué es importante? Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), los accidentes son la principal causa de muerte en la infancia, y muchos de ellos son evitables. Por ello, ha lanzado una guía breve para tener un verano seguro y prevenir ahogamientos, atragantamientos y golpes de calor.

En España, los accidentes son la principal causa de muerte en la infancia, y muchos de ellos son evitables, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), que ha lanzado una Guía breve con recomendaciones clave y algoritmos prácticos para ayudar a prevenir y/o actuar contra ahogamientos, atragantamientos y golpes de calor, que se intensifican en verano.
Es importante, por tanto, tener a mano una serie de herramientas y consejos para saber cómo actuar en cada momento, ya que, según advierten los expertos de la AEP, "más del 80 % de los casos de atragantamiento o ahogamiento ocurren en presencia de adultos que no saben cómo reaccionar".
En este tema, nos centraremos en los ahogamientos, que suponen la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años: "Cada minuto cuenta", aseguran los pediatras.
5 verdades sobre los ahogamientos
Los ahogamientos, tal como destacan desde la AEP, representan en España la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años. En 2024, se registraron 471 muertes por ahogamiento en espacios acuáticos en España, lo que representa un incremento del 11,6% respecto a las 422 muertes ocurridas en 2023.
Además, por cada muerte de ahogamiento puede haber de uno a cuatro ahogamientos no mortales que requieren hospitalización y pueden dejar secuelas con distintos grados de daño neurológico.
1. El único sistema que previene el ahogamiento infantil son tus brazos. Según explican los expertos de la AEP, los niños deben estar siempre supervisados en playas, piscinas, ríos o pantanos, aunque estos lleven puesto algún sistema de flotación como colchonetas hinchables, flotadores con forma de aro, manguitos, etc. Estos dispositivos por sí solos no previenen el ahogamiento, ya que no garantizan que las vías respiratorias queden fuera del agua en todo momento. Su uso como medida preventiva no debe ser nunca exclusivo, esto es, el adulto no debería alejarse del niño más allá de lo que le alcancen los brazos. Incluso aunque haya socorrista.
2. No hay cantidad de agua segura. Es importante conocer que un lactante se puede ahogar incluso en una pequeña profundidad de 2 cm de agua, por ello no debemos dejar de supervisar nunca a los más pequeños cuando haya un potencial riesgo, por pequeño que parezca. Se pueden dar ahogamientos en bañeras, cubos de fregona o recipientes similares donde se acumule agua, inodoros, piscinas hinchables, piscinas de chapoteo, estanques, pozos, etc., advierten desde esta sociedad científica.
3. Los cercados incompletos de piscinas y las lonas flojas no protegen. Se recomienda el cercado completo de las piscinas, de modo que no se impida la visualización directa de la misma, pero, siendo lo suficientemente alto como para que un niño no la pueda escalar (mínimo 122 cm desde el suelo).
No deberían quedar huecos de más de 10 centímetros en ninguna de sus uniones, ni tampoco hasta el suelo, pues un menor podría colarse por debajo. Debe prestarse atención también al cierre de la puerta, que no tiene que estar accesible para el menor. Asimismo, las lonas que cubren las piscinas deben ser firmes y capaces de soportar un peso de hasta 100 kilos, cubriendo toda la superficie sin dejar espacios libres en los bordes donde un niño podría caer.
4. Mejor tirarse de pie. Si es cierto que es mucho más seguro que los niños se tiren al agua de pie que de cabeza, para evitar posibles accidentes en la columna vertebral y la médula espinal.
Las normativas de las piscinas prohíben tirarse de cabeza cuando la profundidad no supera los 1’20 metros, pero en otros medios, como en un río, el mar o un pantano, no se puede conocer a ciencia cierta la profundidad y tirarse así podría ser peligroso.
5. Hay que tapar los desagües. Los desagües de las piscinas deben contar con rejillas u otro mecanismo que evite el atrapamiento por succión.
5 Mitos sobre los ahogamientos
1. La bandera roja no afecta a todos los bañistas. Sí la bandera roja afecta a todos, también a los niños.
2. La persona que se ahoga pide ayuda. La persona que se ahoga normalmente lo hace en silencio: no grita ni pide ayuda, sino que centra todos sus esfuerzos en intentar mantener la cabeza fuera del agua para poder respirar.
El proceso puede durar desde apenas unos segundos hasta pocos minutos, y la víctima puede hundirse y desaparecer de la superficie en aproximadamente 90 segundos. Esta rápida evolución convierte la identificación del ahogamiento en un desafío tanto para los socorristas como para los bañistas, ya que a menudo puede confundirse con juegos o actividades recreativas.
3. Ante un ahogamiento hay que lanzarse a socorrer. La respuesta ante un ahogamiento debe ser inmediata: lo primero es alertar a los servicios de emergencia y, si es posible, lanzar o acercar un objeto flotante para que la víctima pueda sostenerse y mantenerse a flote hasta la llegada de ayuda especializada.
Es fundamental que los expertos y gestores de riesgos insistan en la importancia de que los testigos no entren al agua para intentar un rescate, ya que esto podría poner en peligro también su vida y generar una segunda emergencia. Además, se recomienda disponer de dispositivos de flotación en espacios públicos, fácilmente accesibles, para que puedan ser utilizados rápidamente en caso de necesidad.
4. Hay que colocar la víctima ahogada boca abajo para vaciar el agua de los pulmones. Durante mucho tiempo se ha creído que, para reanimar a una persona ahogada, era necesario vaciar el agua de sus pulmones. Sin embargo, estas maniobras no solo son ineficaces, sino que también provocan una pérdida de tiempo crucial para revertir la hipoxia de la víctima.
En la actualidad, la recomendación es clara: si una persona rescatada del agua no respira, debe aplicarse de inmediato el protocolo de reanimación cardiopulmonar (RCP), combinando ventilaciones y compresiones torácicas.
5. Tras la comida no hay que bañarse para evitar el corte de la digestión. El llamado "corte de digestión" es, en realidad, un mito muy arraigado y difundido. Tradicionalmente se aconsejaba esperar unas dos horas tras una comida antes de bañarse para evitar este supuesto riesgo.
Sin embargo, el término correcto para el fenómeno que preocupa es síncope por hidrocución, un choque térmico que afecta a la circulación sanguínea y puede producirse tanto dentro como fuera del agua. Para prevenirlo, se recomienda aclimatarse de forma gradual al agua, mantenerse bien hidratado, evitar comidas copiosas y la exposición prolongada al calor, así como estar alerta ante cualquier signo de mareo, debilidad o malestar.