El hábito de leer es fundamental para estimular y preservar la función cognitiva y prevenir o disminuir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, que padecen en España casi 1 millón de personas y otras formas de demencias.

Y es que, tal como explican desde Fundación ACE (Ace Alzheimer Center Barcelona), la lectura no solo es un placer para la mente, sino que se trata de una de las actividades más beneficiosas para la salud: estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales.

Por esta razón, es muy importante fomentar este hábito desde pequeños y mantenerlo a lo largo de toda la vida. Porque, más allá de preservar nuestras habilidades cognitivas, la lectura también reduce el estrés, que da origen a dolencias neurológicas como las cefaleas, y permite desarrollar buenas rutinas de higiene del sueño cuando se practica antes de dormir.

De este modo, Amèrica Morera, de la Unidad de Atención Diurna de este centro aconseja fomentar el hábito de leer en voz alta con los pacientes y resalta que "es importante adaptar las lecturas a las necesidades e intereses de cada paciente para conseguir que esta actividad les resulte atractiva e incluso les permita recordar aspectos o emociones vitales".

Ayuda a incrementar nuestra reserva cognitiva

El cerebro necesita mantenerse activo para mejorar sus funciones e incrementar la rapidez de respuesta. Por esto, una de las mayores aportaciones que brinda la lectura es que ayuda a incrementar nuestra reserva cognitiva, un concepto clave en este contexto, que explica cómo el cerebro puede compensar y tolerar mejor los cambios ocasionados por determinadas patologías, permitiendo que las personas mantengan sus habilidades cognitivas a pesar de los cambios en el cerebro asociados con la edad o enfermedades neurodegenerativas.

Además de la lectura, el nivel educacional, estilo de vida y las actividades de ocio son otros de los factores que incrementan esta reserva y que proporcionan una mayor protección contra el deterioro cognitivo. Contar con un hábito de lectura frecuente durante más de cinco años y poseer al menos estudios primarios completos, ayuda a una protección más significativa ante este tipo de patologías.

Por último, cabe destacar la importancia de la lectura no solo para prevenir el Alzheimer sino también para tratarlo y mejorar la calidad de vida de las personas que ya lo padecen. En concreto, les ayuda en el trabajo del lenguaje y la memoria y contribuye significativamente a conservar las funciones cognitivas.