Ni con los ventiladores funcionando a pleno rendimiento se aguanta el calor en las clases de Sevilla. "Nos peleamos por los ventiladores y nos metemos prisa", ha declarado una niña.

Dentro de las aulas la temperatura alcanza los 30 grados por eso el agua se ha convertido en el bien más preciado y en el patio toca ducha fría. "Quiero beber agua, quiero beber agua y es una lucha porque también tenemos que dar clase", ha afirmado un profesor.

En otros centros se han fabricado sus propios abanicos y los profesores refrescan a sus alumnos, pulverizando agua sobre sus cabezas. "Les voy poniendo agua en las cabezas porque las tienen ardiendo y están sudando", ha contado una profesora.

Precisamente en Madrid se han registrado varios golpes de calor de alumnos de diferentes centros. La solución que ha ofrecido el consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, ha sido "hacer una abanico y puede ser una terapia ocupacional muy importante para los niños".

"Las clases deberían suspenderse si continua el aumento de las temperaturas", ha destacado Isaben Galvín, portavoz de Educación de CCOO.

La consejería Educación de la Comunidad ha mandado un decálogo con recomendaciones pero los sindicatos piden soluciones drásticas porque casi ningún centro está preparado para estas altas temperaturas.

Ya hay varios centros en Madrid y Badajoz que han tomado sus propias medidas y han decidido suspender las clases por la tarde.