Pero los datos demuestran que esta creencia es falsa, ya que los españoles trabajan más tiempo que en la mayoría del resto de países europeos. La siesta, además, es un hábito ajeno a la mayoría de habitantes de la península. De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los españoles destinan 1.701 horas al trabajo cada año, una cifra superior a la de países como Francia (1483 horas) o Alemania (1368 horas).

Si bien la cantidad de horas dedicadas al trabajo no tiene por qué traducirse en eficiencia, los indicadores de la OCDE reflejan que España casi dobla a países de su entorno como Grecia o Portugal en cuanto a productividad laboral. En contra de los tópicos, los datos también demuestran que la mayoría de los españoles no duerme la siesta. Seis de cada diez personas en España nunca se echa la siesta, mientras que sólo el 17% duerme algunas veces después de mediodía, según una encuesta de Simple Lógica. Quienes lo hacen, apenas dedican media hora a la siesta.

Se suele aducir cuestiones culturales o climáticas para explicar las diferencias del horario español en relación a los países del norte de Europa, pero al comparar a España con otros países mediterráneos ese argumento no parece sostenerse. Así por ejemplo, los italianos comienzan antes su pausa para la comida y también salen antes del trabajo.

Los españoles trabajan más y duermen menos que sus vecinos europeos. Un estudio realizado por el Centro de Investigación del sueño Flex muestra que los habitantes de España duermen 7,1 horas por noche de media, una hora menos que las ocho recomendadas por los expertos.

Los españoles también se van a la cama más tarde que en el resto de Europa. Según recoge Eurostat, los españoles se acuestan, como promedio, a las doce de la noche, mientras que los alemanes lo hacen a las diez, los franceses a las diez y media, y los italianos a las once.

Dichos hábitos de sueño pueden explicarse por el hecho de que el horario español no se corresponde con la localización geográfica del país, es decir, España debería regirse por el mismo huso horario que Reino Unido o Portugal. Este desbarajuste se traduce en una hora de adelanto con respecto al sol en invierno y dos en verano