Bernardo Arriaza, antropólogo investigador en la Universidad de Tarapaca alerta de que "los materiales se destruyen y es un dilema que viene con el cambio climático, sobre todo si uno quiere hacer un parque arqueológico".

También, en el Museo de Miguel de Azapa, donde se encuentran 32 momias, han aparecido bacterias debido al aumento de la humedad del ambiente.

Por eso, desde el yacimiento se busca el reconocimiento de estas momias, las más antiguas del mundo, como Patrimonio de la Humanidad para conseguir financiación para frenar el daño.