La emoción de trepar hasta la cima de la octava maravilla del mundo

Con un pasado mítico de dinastías feudales, Sigiriya fue construido en el siglo V gracias al rey Kasyapa, en principio como una fortaleza palacio. La leyenda dice que el rey Kasyapa asesinó a su padre, Dhatusena. Sin embargo, Kasyapa no era el heredero directo, ya que su madre era una de las concubinas de Dhatusena, y él temía que su medio hermano, el príncipe Moggallana, hijo legítimo del rey, regresara de su exilio en la India para reclamar la corona.

Y volvió, para reclamar su trono, pero encontró a los ejércitos de Kasyapa esperándolo. Y a pesar de que Sigiriya había sido construida como una fortaleza inexpugnable, Kasyapa, fue derrotado y abandonado por su ejército, suicidándose después, y dejando a su medio hermano reinar desde este castillo paraíso.

Conocida también como la 'octava maravilla del mundo', Sigiriya es a Sri Lanka como el Taj Mahal a la India. Asombrosa, mágica y con unas vistas excepcionales, sin duda, Sigiriya sorprende por su belleza, por la ingeniería de su construcción y por su diseño incomparable. Y es que, esta imponente roca, visible desde kilómetros de distancia desde todas direcciones, es el resultado de una erupción de un volcán extinto. La roca es un cuello volcánico que se eleva a 370 sobre el nivel del mar, escarpada y agreste en todos sus lados.

Sigiriya es hoy un sitio arqueológico en el distrito de Matale, en la provincia Central, de Sri Lanka. Las ruinas de la capital construida por el rey Kasyapa se encuentran en sus empinadas laderas y en la cumbre. El sitio también es conocido como La Roca del León, ya que bajo la parte superior, encontramos dos grandes garras de leones que dan paso al complejo y al palacio. De acuerdo con las descripciones que se tienen de la época, en el pasado había que caminar a través de la boca abierta de un león para llegar hasta allí. Los visitantes tenían que iniciar su ascenso final hasta la cima, a través de las fauces abiertas y la garganta de un león.

En varias cuevas que rodean el sitio se pueden ver pinturas murales muy especiales, escenas de cientos de mujeres, que en algunos casos se han conservado muy bien. El significado y el propósito de estas pinturas sigue siendo un misterio. Los frescos, una vez cubrieron una enorme área de unos 140 metros de ancho y unos 40 metros de altura, por lo que es uno de los murales más grandes del mundo. Se sabe que había más de 500 mujeres representadas, algunas como seres celestiales que descienden desde las nubes.

Los arqueólogos todavía no saben muy bien el porqué de la construcción de esta ciudad fortaleza, ya que debió suponer un esfuerzo sobrehumano hacerlo en la parte superior de esta roca gigante. Algunos creen que lo hicieron para protegerse, pero otros piensan que esa razón no justifica el esfuerzo titánico de subir los materiales hasta allí, a una altura de 200 metros. Se supone que tiene que ver con el hecho de que pensaban que, construir en la parte superior de las montañas o rocas más altas, estaba relacionado con el concepto de llegar hasta el cielo.

Un palacio en lo más alto, probablemente, se entendía como una puerta que comunicaba nuestro mundo, con el mundo de los dioses. Y para saber si es cierto, si la energía del mundo de los dioses está ahí, hay que visitarla.

Sigiriya es conocido por ser uno de los ejemplos mejor conservados de una antigua planificación urbana. Pero además sabemos, que las técnicas y la tecnología que utilizaron para construirla, eran mucho más avanzadas de lo que suponían los expertos. ¿Sorprendente, a qué sí?

A 175 kilómetros al noreste de Colombo, la capital de la isla, visitar la fortaleza es imprescindible. Eso si, prepárate para una jornada de trekking, la subida hasta la cima es una auténtica proeza. Hay escaleras, pero aun así, el ascenso es toda una proeza.

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Turismo de Sri Lanka