BRUSELAS

Bruselas dedica un museo a las patatas fritas

El Frietmuseum Brussels es el lugar que se adentra en la historia de las famosas patatas fritas belgas.

Frietmuseum

FrietmuseumImagen cortesía de Turismo de Bruselas

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Este nuevo museo, que es interactivo e inmenso pues ocupa un espacio de unos 900 metros cuadrados, está ubicado junto a la Grand Place, en pleno centro de la capital belga así que visitarlo, una vez has volado Bruselas, es casi inevitable porque seguro que, a poco que te gusten las patatas fritas, querrás conocer su historia belga, una historia llena de curiosidades que te cuentan en el Frietmuseum.

Este gran museo organiza su espacio en tres plantas y se recorre con audioguía; comienza en los Andes peruanos, cuna de la patata, y nos permite viajar por tanto en el espacio (a través de al menos dos continentes) y en el tiempo porque la llegada de las primeras patatas a Bélgica ocurrió hace ya siglos; son más de 1.600 los objetos, relacionado con las patatas y su fritura belga, que se exponen en Frietmuseum, objetos que nos permiten recorrer la historia de las patatas fritas desde su cultivo y recolección hasta su perfecta fritura, que es la que hace que resulten crujientes además de deliciosas.

Frietmuseum
Frietmuseum | Imagen cortesía de Turismo de Bruselas

¿Sabías que las patatas fritas belgas no son iguales a las patatas fritas francesas aunque ambas gozan de fama mundial? En el Frietmuseum descubrirás por qué, aunque nosotros vamos a anticiparte alguna pista: las patatas fritas belgas se fríen dos veces, primero a baja temperatura para que se hagan por dentro y después a alta temperatura para que queden crujientes por fuera, las francesas en cambio se fríen de una vez o, en el caso de que se aplique la doble fritura, no se hace con la precisión con la que lo hacen los belgas; esta es la diferencia esencial entre patatas fritas belgas y francesas aunque no la única, la variedad de patata utilizada también es distinta e incluso el corte, algo que salta a la vista, por no hablar del aceite en que se fríen (vegetal en el caso de las francesas y en grasa de res o cerdo en el caso de las belgas).

La visita a este museo permite, además de conocer la historia de las patatas fritas belgas, llevarte un recuerdo fotográfico y por supuesto gozar de una cata y es que ¿cómo podría el Frietmuseum presentarse como un museo interactivo sin ofrecer la posibilidad de terminar la visita con una cata de patatas fritas belgas? Saldrás del museo con un clásico cucurucho de patatas fritas cocinadas al estilo tradicional y podrás degustarlas en un parque típico bruselense.

Frietmuseum
Frietmuseum | Imagen cortesía de Turismo de Bruselas

Una curiosidad adicional: el impulsor de este museo es Eddy Van Belle, cuyo nombre cabe que te resulte familiar porque es también el creador del famoso museo del chocolate (Choco-Story); te lo contamos como curiosidad y como tentación porque si descubrir la historia de las patatas fritas belgas tiene su gracia no digamos ya la del chocolate belga… y Choco-Story está justo enfrente del Frietmuseum… ¡cómo para perdértelo!.

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